(AsiaNews/Agencias) Más de 500 predicadores islámicos paquistaníes han firmado la «Declaración de Islamabab» contra el terrorismo, las violencias realizadas en nombre de la religión y las «fatuas» (edictos) emanadas en manera indiscriminada por los ulemas radicales. La declaración fue firmada ayer en la capital de Pakistán, en el curso de la «Seerat-e-Rehmat-ul-Alameen (SAW) Conference», reunida bajo la égida del Consejo paquistaní de los ulemas (PUC).
La iniciativa representa un cambio histórico para la república islámica de Pakistán, marcada por continuos atentados contra las minorías: no sólo cristianos, sino también miembros de sectas consideradas como «infieles», como los ahmadi y los chiíes. El documento contiene también una referencia excepcional sobre Asia Masih, más conocida como Asia Bibi, la madre cristiana condenada a muerte y absuelta de la acusación de blasfemia después de 9 años pasados en la cárcel: su caso, por el cual los radicales han obtenido una revisión, debe ser escuchado con absoluta «prioridad».
El documento se compone de 7 puntos y contiene elementos relevantes para la libertad religiosa. En primer lugar, se condenan los homicidios realizados «con el pretexto de la religión», afirmando que están «contra las enseñanzas del islam». La declaración afirma que ningún líder religioso tiene el derecho de criticar a los profetas (n. 2) y ninguna secta debe ser declarada «infiel» (n. 3). Por tanto, ningún musulmán o no musulmán puede ser declarado «digno» de ser asesinado a causa de sentencias pronunciadas fuera de un tribunal y los fieles de cada religión o secta tienen el derecho constitucional de vivir en el país en base a las propias normas culturales y doctrinales.
De este aspecto deriva también el derecho para organizar en modo autónomo las propias congregaciones con el consentimiento de las administraciones locales (n. 4) y la prohibición total de publicar materiales (libros, opúsculos, audios) que inciten al odio religioso (n. 5).
Reconocimiento de Pakistán como un país plural
La «Declaración de Islamabad» reconoce que Pakistán es un país multi-étnico y multi-religioso; de acuerdo con las enseñanzas de la sharia, en el punto n. 6 se subraya que «es responsabilidad del gobierno proteger la vida y las propiedades de los no musulmanes que viven en Pakistán». El último punto (n. 7) reafirma la importancia de aplicar el Plan de acción nacional en la lucha contra el fundamentalismo.
Para contrarrestar las violencia, los predicadores islámicos decretan 2019 como el año dedicado a «erradicar el terrorismo, el extremismo y la violencia sectaria del país». Los líderes deploran también la fatuas contra los servidores del Estado y afirman que «cada incauta decisión política» en las relaciones entre Arabia Saudita y Pakistán «no será tolerada». Por último, reafirman que «todos los no musulmanes residentes en Pakistán tienen sus propios derechos y el gobierno debe asegurar los derechos fundamentales de las minorías».