(Agencias/InfoCatólica) Los hechos se remontan a junio de 2014 las acusadas entraron en el templo se desvistieron de cintura para arriba. Tras encadenarse a una celosía protestaron por la reforma de la ley del aborto que se tramitaba en aquellos años, durante la etapa de Alberto Ruiz-Gallardón como ministro de Justicia.
Las dos mujeres llevaban escritas en el cuerpo expresiones como «altar para abortar», «Gallardón inquisidor», «aborto ilegal» o «tomemos el altar». Además gritaron consignas solicitando »libertad para abortar mientras una de ellas hacía el gesto de santiguarse. Lo ocurrido fue considerado delito tanto por la acusación particular que ejercía Abogados Cristianos como por la Fiscalía. Pedían penas de entre nueve meses y dos años de prisión.
En su sentencia, el juez estima que no se han producido los hechos objeto del procedimiento y manifiesta que lo que hicieron las acusadas fue «defender una idea, la del derecho al aborto».
El juez niega el delito de odio ya que no se contiene expresión alguna de las acusadas que, por la vía de la humillación, el menosprecio, el insulto, o el descrédito de los católicos promueva a terceros a discriminarlos, a odiarlos, a humillarlos, a considerarlos de peor condición, y, menos aún, actuar en forma violenta contra ellos.
Sin profanación
Del mismo modo, el magistrado entiende que no se ha producido en este caso delito alguno contra los sentimientos religiosos, ya que no hubo contacto físico con el crucifijo del altar central de la catedral de la Almudena y que, cuando se produjeron los hechos, no se realizaba ningún acto de culto, por lo que ninguno se interrumpió y tampoco se produjo daño material alguno por el que pudiera considerarse violado el templo.
Tampoco considera que hubiera una profanación que afectara al derecho fundamental a la libertad religiosa de los católicos en cualquiera de sus vertientes, ni escarnio ni burla a los dogmas de la religión católica, sino una posición pública ante la modificación que en ese momento se planteaba en la sociedad sobre el aborto, que encarna directamente en la libertad de expresión.