(Libertad Digital) Una entrevista con la monja Teresa Forcades y un artículo posterior del entrevistador, el periodista Andreu Barnils, han abierto un espinoso debate en el seno del separatismo catalán.
Forcades, recién regresada al convento, se mostraba en el digital nacionalista Vilaweb dispuesta a dar su vida por la república catalana:
«¿El reto que tenemos delante nos lo tomamos a vida o muerte o no? Parece que no valga la pena morir por cambiar una línea de frontera. ¿Y por la justicia social? Pues a lo mejor sí, porque esta es una batalla a vida o muerte. Hay mucha gente que muere o malvive por culpa de una distribución aberrante e injusta de los recursos. ¿Y eso como se arregla? En Cataluña, a algunos nos parece que la construcción de un nuevo país sería una oportunidad para mejorar la justicia social?».
Además, la religiosa abogaba por la desobediencia civil con estas palabras:
«Es la única manera de avanzar. No creo en el ejercicio de la violencia, pero sí en la resistencia a la violencia. Si es necesario hasta dar la vida».
Al hilo de semejante «reflexión», el autor de la entrevista publicaba el pasado domingo un artículo titulado «¿Dispuestos a morir?» en el que aseguraba que «el debate adulto sobre la violencia se abre camino poco a poco».
Según Barnils, el nacionalismo debería asumir el riesgo de que la república comporte un coste en vidas humanas:
«¿Se puede conseguir una independencia unilateral negando el riesgo de que alguien nos dispare a matar? ¿Qué quiere decir, si no, el eslogan del equipo rival (todo por la patria)? ¿Si nos amenazan con con el Ejército, debemos desistir? ¿Un solo muerto debe parar la independencia? (...) El hecho es que hoy los independentistas catalanes no estamos dispuestos a matar por la independencia. Eso es así. La pregunta es si estamos dispuestos a morir. ¿Lo estamos? Y si lo estamos, ¿exactamente cuántos? Y si no lo estamos, ¿exactamente quién?».
Líneas después Barnils culpa a Carles Puigdemont y Oriol Junqueras de haber decidido de manera «unilateral» y «sin mandato que los avalara» que el riesgo de muertos sobre la mesa era inasumible. El autor del texto parte de las supuestas amenazas del Estado de las que habló en octubre del año pasado la dirigente de ERC, Marta Rovira, y el el «síndic de greuges» (defensor del pueblo autonómico), Rafael Ribó, que extendió la especie de que el Gobierno estaba dispuesto a todo con tal de evitar la implantación de la república.
Sobre esos presupuestos, Barnils escribía que «si tenemos un rival que grita 'estoy dispuesto a matar', una respuesta posible es decir 'pues en este caso me paro'. Pero la otra respuesta es decir 'si tú estás dispuesto a matar, yo estoy dispuesto a morir'».
Tras criticar a la clase política catalana por sus «debates estériles» sobre la ampliación de la base del separatismo, Barnils aseguraba que «mientras el debate no se encare de una manera adulta, nos engañarán afirmando que el gran desafío del futuro son las municipales. O las europeas. O la unidad. Todo eso son cambios de tema para no responder al debate pendiente, que flota en el ambiente y que poco a poco se va abriendo paso entre la clase no política y no dirigente de la sociedad: No estamos dispuestos a matar. Muy bien. ¿Y a morir?».