(AsiaNews) Los amigos de China han enviado a AsiaNews una imagen que resulta muy significativa. En ella puede verse el interior de una casa cristiana (con la imagen de Jesús bendiciendo, a la derecha). Lo que impresiona es que coronando algo que podría ser una especie de altar de los antepasados, rodeado de frases de augurios por el Año Nuevo Chino, se distingue la imagen del presidente Xi Jinping. La foto del líder sonriente ha destronado el lugar central donde solía estar Jesús, relegándolo a un rincón.
Se trata de uno de los frutos de la sinización, el programa de asimilación forzada de las religiones a la cultura china, que abarca, entre otros deberes, la sumisión al Partido comunista chino.
Pero dicho programa no se detiene en una sumisión al Partido, sino que impone asimismo la adoración de Xi Jinping, como si fuese un dios.
En otras oportunidades ya hemos informado acerca de los reiterados intentos del Partido de sustituir crucifijos y otras imágenes religiosas por las del máximo líder. Incluso se está obligando a colocar la foto de Xi Jinping en el interior de las iglesias.
La sinización en curso ya ha obligado a muchísimas parroquias a exponer la bandera china, destruyendo en paralelo cruces, e imponiendo que se rece al Partido –en vez de a Dios- para recibir beneficios en la vida.
Todo ello recuerda de cerca el período maoísta, durante el cual el Gran Timonel era objeto de oraciones por el buen crecimiento de las coles en los campos, y se rogaba a él para obtener una buena cosecha.
También nos retrotrae al período imperial, cuando el emperador bendecía la siembra y los surcos de arado en los campos. La diferencia reside en que mientras que el emperador se consideraba a sí mismo debajo de Dios, que le había otorgado el «mandato» de gobernar, los emperadores de hoy piensan que ellos mismos son dioses.
Desde este punto de vista, la sinización no es una sumisión política de la fe, sino una verdadera y auténtica guerra de religión, para destronar a los dioses de los otros credos y sustituirlos por el dios Xi Jinping.
Dicha guerra se libra de manera particularmente aguda contra los cristianos protestantes y católicos, cuyo número crece incesantemente cada año. Según el Prof. Yang Fenggang, sociólogo de las religiones, para el año 2030 China tendrá casi 250 millones de cristianos, convirtiendo al país en aquél con el mayor número de cristianos a nivel mundial.