(Bernardo Cervellera/AsiaNews) El obispo de Wenzhou (Zhejiang), Mons. Pedro Shao Zhumin, fue secuestrado por la policía esta mañana a las 9 horas y será conducido a un lugar alejado de la diócesis, durante «10 o 15 días».
Habitualmente estos secuestros ocurren contra la voluntad del obispo y son definidos por la policía como «períodos de vacaciones». En realidad, son períodos dedicados a interrogatorios y adoctrinamiento. Los fieles de la diócesis han invitado a todas las comunidades y a la Iglesia a nivel mundial, a rezar por el obispo.
Mons. Shao tiene 55 años y pertenece a la comunidad no-oficial, que no está reconocida por el gobierno, pero sí tienen el reconocimiento de la Santa Sede como obispo de Wenzhou. En los dos últimos años, fue llevado por la policía en cuando menos 5 ocasiones. La última vez fue en mayo de 2017, y lo liberaron 7 meses después.
Siendo un obispo «clandestino», en los períodos de secuestro él es constreñido a someterse a la política religiosa de China, que exige el registro en el gobierno y la pertenencia a la Asociación Patriótica (AP). Pero dicha pertenencia implica la adhesión al proyecto de una Iglesia «independiente» [de la Santa Sede], que Mons. Shao rechaza. Además, en la Carta a los católicos de China, Benedicto XVI juzga que el estatuto de la AP resulta «inconciliable con la doctrina católica».
Es también muy apreciado por la comunidad oficial
Pese a su carácter de obispo «clandestino», Mons. Shao es muy apreciado, también, por la comunidad oficial. La comunidad católica de Wenzhou suma cerca de 130.000 fieles, de los cuales más de 80.000 pertenecen a la comunidad no-oficial; los sacerdotes son 70, y se dividen entre ambas ramas, en números iguales. Durante décadas, la Iglesia de Wenzhou estuvo fuertemente dividida. Pero ahora las dos comunidades se mueven unidas.
En la Iglesia unida de Wenzhou, los sacerdotes también sufren restricciones y controles. Durante la Octava de los difuntos, a los sacerdotes oficiales se le prohibió visitar las tumbas de algunos sacerdotes y obispos clandestinos que eran muy estimados por todos los fieles.
Continúa la represión a los católicos a pesar del acuerdo provisional con el Vaticano
En las iglesias oficiales y no-oficiales, los domingos, la policía prohíbe a los menores de 18 años la entrada a la iglesia y vigila que no haya encuentros de catecismo dominical.
Luego del acuerdo entre China y el Vaticano referido al nombramiento de obispos, la AP incrementó los controles y la persecución contra las comunidades clandestinas y reafirmó en los encuentros con el clero oficial que la Iglesia china sigue siendo «independiente», a pesar del acuerdo.