(ACI) Mons. Jaime Villarroel, Obispo de Carúpano en Venezuela, denunció que el país, bajo el régimen del presidente Nicolás Maduro, «es un campo de concentración donde se están exterminando los mismos venezolanos».
Así lo aseguró en conferencia de prensa en Ciudad de México, el 31 de octubre, en el último día de su recorrido testimonial por el país de la mano de la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada.
Del 24 al 31 de octubre, Mons. Villarroel visitó Guadalajara, Puebla, Apatzingán, Querétaro y Ciudad de México, alentando a los católicos y a la comunidad internacional a ayudar a Venezuela.
El pueblo venezolano, señaló, «no puede salir de esta situación solo».
«Venezuela es un campo de concentración donde se están exterminando los mismos venezolanos, entendiendo lo que es un campo de concentración en la Alemania nazi: a donde se llevaban a los judíos para morir en la cámara de gas».
«Este régimen que hoy preside Nicolás Maduro en Venezuela está cometiendo un exterminio, matando a nuestro pueblo de hambre, por falta de medicinas», agregó.
Para el obispo venezolano, en su país «se está cometiendo una tragedia en unas dimensiones inimaginables».
«En Venezuela se tortura», señaló, y precisó que ya se han presentado casos ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos y la Corte Penal Internacional contra el gobierno venezolano.
Mons. Villarroel aseguró que el problema comenzó en 1999, con la llegada de Hugo Chávez al poder.
«No votamos con el sentido común ni con la razón, y esto nos ha llevado a una tragedia donde hoy están muriendo miles y miles de venezolanos por falta de comida y por falta de medicina y donde se violan permanentemente los derechos humanos».
«Hoy en día el 80% de las industrias están destruidas», dijo, y lamentó que «el mes pasado la inflación estuvo por el 270%. Hay escases de productos».
«El sueldo mínimo para un venezolano por un mes llega entre 4 y 6 dólares. Con 4 y 6 dólares una familia tiene que alimentar a sus hijos con un mes».
Con ese dinero, señaló, un trabajador en Venezuela podría comprar apenas «tres o cuatro productos: un cartón de huevos, un kilo de arroz, un paquete de harina y algo de carne. Y de ahí no alcanza para comprar más».
«Hay hogares donde solamente el alimento es un poco de arroz durante todo el día», dijo.
Mons. Villarroel dijo que en 2017 «murieron más de 20.000 niños recién nacidos, porque no hay condiciones para atender a las madres cuando van a dar a la luz. Muchas madres tienen que dar a luz en los pasillos del hospital. 60% de las madres que ha dado a luz han muerto en el parto».
«En los hospitales no se consigue algodón, gasa, alcohol».
Además, los medios de comunicación «están totalmente controlados por el gobierno», y están dedicados a la «propaganda que intenta hacer ver que en Venezuela todo es próspero, que no falta nada, que todos los venezolanos vivimos bien».
El gobierno de Maduro además ha emprendido diversos ataques contra la Iglesia Católica, dijo. Entre ellos, amenazas y pintas en templos, y «han intentado crear una «iglesia católica reformada», nacionalista», con ministros de otras denominaciones cristianas y sacerdotes católicos que abandonaron el ministerio.
«El gobierno de Nicolás Maduro se burló de la Santa Sede»
El obispo venezolano recordó que «al Vaticano hace dos años se le pidió la mediación» entre el gobierno y sus principales opositores.
En esos diálogos, dijo, «estuvo el nuncio apostólico, estuvo el delegado papal, Mons. (Claudio Maria) Celli. Y llegaron a unos acuerdos, y los acuerdos fundamentales eran estos: abrir un canal humanitario para que llegaran alimentos y medicina, permitir que se liberaran los presos políticos –hay más de 2.000 personas detenidas solamente por el hecho de disentir–, y permitir unas elecciones donde realmente haya una observación internacional y donde realmente el pueblo venezolano se pueda expresar».
«El gobierno de Nicolás Maduro se burló de la Santa Sede, pisoteó toda la ayuda de la Santa Sede, burlándose del Santo Padre», criticó.
Mons. Villarroel denunció además que el gobierno de Maduro trata a los venezolanos «como unos delincuentes», y recordó el caso de un sacerdote que fue interceptado y vejado por las autoridades en un aeropuerto.
«En el aeropuerto internacional de Venezuela lo detuvieron. Presentó las credenciales. Lo desnudaron, lo hicieron defecar, le dijeron que era una persona sospechosa de llevar droga, lo sacaron del aeropuerto, perdió el avión, le robaron el dinero que llevaba».
Solidaridad y formación: El trabajo de la Iglesia
El Obispo de Carúpano destacó que además del trabajo solidario que realiza la Iglesia en Venezuela, también se dedican a la «formación en la doctrina social de la Iglesia, formación en la conciencia, formación para que las personas no se dejen manipular o engañar por un sistema totalitario, por un sistema que está matando a nuestro pueblo».
«El Papa nos ha dicho gracias por eso, por ser cercanos. También nos ha dicho gracias por ser una Iglesia en resistencia, están resistiendo allí los insultos, los golpes, los desprecios, las amenazas del mismo gobierno hacia nosotros los obispos, y hacia todos aquellos que de alguna u otra manera somos parte de la Iglesia».
El Prelado destacó además que en medio de toda la crisis en Venezuela la Iglesia se ha mantenido unida.
«Los pastores de la Iglesia nos hemos mantenido siempre unidos, con una sola voz, con un solo criterio. Lo que estoy diciendo aquí no es la percepción de una persona, no es una percepción de un solo obispo sino es la percepción del episcopado en Venezuela. Hablo en nombre de todo el episcopado», aseguró.