(Agencias) La decisión se produce dos días después el sínodo entre ambas instituciones (Constantinopla y Ucrania) y responde al fin de «renovar la decisión ya tomada y por la que el Patriarcado Ecuménico procede a otorgar autocefalia a la Iglesia de Ucrania». Así, Constantinopla dota de autonomía a la organización ucraniana, que dejará de depender de las órdenes de Moscú.
Aunque todas las iglesias ortodoxas son autocéfalas, Constantinopla mantiene la autoridad moral del Patriarcado además de cierta autoridad canónica, basada en el canon 28 del concilio ecuménico de Calcedonia, sobre los territorios que no pertenecen a los patriarcados históricos de Oriente. No obstante, hasta ahora, la iglesia ucraniana sí dependía de la de Moscú, regida por el patriarca Kiril I, que aglutina el mayor número de fieles. Sin embargo, desde la anexión rusa de Crimea y la llegada al poder en Ucrania de un gobierno proeuropeo, la independencia de su principal organización religiosa era una cuestión de estado.
«Para nosotros, nuestra propia Iglesia es una garantía de nuestra libertad espiritual», ha indicado el presidente ucraniano, Petró Poroshenko. Asimismo, este asegura que el Estado «respetará la elección de aquellos que decidan permanecer bajo las estructuras que mantienen la unidad con la Iglesia ortodoxa rusa».
Hasta ahora, la Iglesia ortodoxa se organizaba en 15 instituciones independientes unas de las otras, a las que se debe añadir la ucraniana. El pasado septiembre, Kiril I descartaba el cisma y aseguraba que «la unidad espiritual de la Santa Rusia no se puede romper». No obstante, este jueves se ha producido un varapalo para su institución, que ha reaccionado rompiendo relaciones con Constantinopla, a la que acusa de estar « cruzando una línea roja» y socavar «catastróficamente la unidad de la ortodoxia global».
Asimismo, el Santo Sínodo también ha decidido «restaurar la función jerárquica» del patriarca Filaret Denisenko, después de examinar una apelación que se había hecho contra su excomunión por parte de Moscú. Después de la independencia de Ucrania en 1991 y la caída de la URSS, Filaret, exjerarca del Patriarcado de Moscú, creó una Iglesia ortodoxa ucraniana que se declaró patriarcal, lo que le hizo ser excomulgado por Rusia.