(Asia News) El prelado filipino, perteneciente a la Congregación del Corazón Inmaculado de María (CICM) falleció ayer en la capital mongola, a la edad de 68 años, a causa de un paro cardíaco.
Ordenado sacerdote en 1976, Mons. Padilla legó a Mongolia en 1992, junto a dos co-hermanos, para inaugurar una misión «allí donde la Iglesia no contaba con ninguna estructura física ni miembros considerados propios». El país acababa de abolir el sistema político socialista de impronta soviética y había establecido relaciones diplomáticas con la Santa Sede. «La idea de hacer surgir una Iglesia de la nada parecía un esfuerzo espantoso, colmado de desafíos, y al mismo tiempo digno de entusiasmo», contó el obispo a AsiaNews allá por el 2012.
En agosto de 2003 fue nombrado obispo de Mongolia por el Papa Juan Pablo II. Con su labor, Mons. Padilla contribuyó al crecimiento de la Iglesia local. Actualmente, en todo el país, son siete las parroquias y tres los centros misioneros, que sirven a cerca de 1.300 fieles católicos. Los misioneros suman 77, provienen de 22 naciones del mundo y pertenecen a 10 congregaciones. De ellos, 26 son sacerdotes y 45 son religiosas, a las que se suma una laica voluntaria. El 28 de agosto de 2016, Mons. Padilla celebró la histórica ordenación del P. Joseph Enkhee-Baatar, primer sacerdote mongol, en la catedral de San Pedro y San Pablo, en Ulán Bator.
Hace dos semanas, el prefecto apostólico había participado en una peregrinación en Seúl, junto a otros obispos asiáticos. El 14 de septiembre pasado, en el santuario de los mártires Seosomun, tuvo lugar la ceremonia con la cual el Vaticano proclamó la capital surcoreana «sitio internacional de peregrinación».