(ACI Prensa) En un encuentro ecuménico celebrado en la Catedral Evangélica Luterana de Riga, Letonia, ayer lunes 24 de septiembre durante el viaje apostólico que el Pontífice está realizando por los países bálticos, el Santo Padre señaló que el único camino posible para todo ecumenismo se encuentra «en la cruz del sufrimiento».
Del sufrimiento «de tantos jóvenes, ancianos y niños expuestos muchas veces a la explotación, al sin sentido, a la falta de oportunidades y a la soledad».
En este sentido, invitó a dejar de mirar al pasado: «La misión hoy nos sigue pidiendo y reclamando la unidad, es la misión la que nos exige dejar de mirar las heridas del pasado o toda actitud autorreferencial para centrarnos en la oración del Maestro»: «Que todos sean uno, para que el mundo crea».
El Papa rechazó toda «actitud de encierro, de defensa e incluso de resignación» ante las dificultades: pérdida de influencia, secularismo individualismo…
«No podemos dejar de reconocer que ciertamente no son tiempos fáciles, especialmente para muchos hermanos nuestros que hoy viven en su carne el destierro e inclusive el martirio a causa de la fe», reconoció. «Pero su testimonio nos lleva a descubrir que el Señor nos sigue llamando e invitando a vivir el evangelio con alegría, gratitud y radicalidad».
Frente a esa actitud negativa y pesimista recordó: «El Señor nos dará la fuerza para hacer de cada tiempo, de cada momento, de cada situación una oportunidad de comunión y reconciliación con el Padre y con nuestros hermanos, especialmente con aquellos que hoy son considerados inferiores o material de descarte».
«Si Cristo nos consideró dignos de hacer sonar la melodía del evangelio, ¿dejaremos de hacerlo?», señaló.
El Papa finalizó su discurso recordando que «la unidad a la que el Señor nos llama es una unidad siempre en clave misionera, que nos pide salir y llegar al corazón de nuestros pueblos y culturas, a la sociedad posmoderna en la que vivimos».