(Gaudium Press) El Obispo auxiliar de Los Ángeles, Mons. Robert Barron, expuso en un artículo la razón por la cual considera que el acompañamiento de los jóvenes debe ir acompañado de la apologética, es decir, de la defensa de las verdades de fe. Su aclaración surge tras una entrevista de prensa en la cual el periodista afirmó estar extrañado por la mención de la apologética como parte de la pastoral juvenil por parte del prelado.
«Parece que muchos piensan que hacer apologética y hacer acompañamiento son mutuamente exclusivos», comentó el Obispo. «En mi mente se implican mutuamente». El prelado reconoció que en la actualidad no es conveniente tener una actitud de saberlo todo frente a los jóvenes, pero «la apologética como tal es necesaria más que nunca».
El obispo respaldó su opinión con las Sagradas Escrituras citando el pasaje de los discípulos de Emaús, quienes conversaron con Jesucristo sin saberlo mientras se hallaban desconcertados por su crucifixión. Jesús se aproximó con una actitud de cercanía y les preguntó sobre su tema de discusión, dando un ejemplo de lo que se encuentra «acertadamente atractivo en el acompañamiento: la tolerancia, la voluntad de entrar en el espacio psicológico de aquellos que están perdidos, la no agresividad, la escucha, etc».
Sin embargo, Jesucristo les revela lo mucho que no conocían y «el Cristo paciente y oyente se torna bastante directivo: '¡Hombres duros de entendimiento, cómo les cuesta creer todo lo que anunciaron los profetas!'», recordó Mons. Barron. «Y con esto Jesús se lanza a una apologética muy rica, colocando los eventos de la Cruz y la Resurrección en el contexto interpretativo de Antiguo Testamento, introduciendo al par (de discípulos) en una clase maestra de Escritura y Teología».
Este ejemplo de la vida de Jesucristo ofrece según el prelado un modelo para el acompañamiento evangélico de los jóvenes de hoy. Esta pastoral requiere amistad y escucha respetuosa, y se dejan de lado las posturas de superioridad. «Sin embargo, el acompañamiento no significa simplemente caminar con alguien, como el relato de Emaús demuestra claramente. El acercamiento amable e invitatorio fomentó preguntas que entonces pedían respuestas. Jesús los amó, caminó con ellos, escucho lo que ellos sabían y entonces enseñó con claridad, en extensión y en profundidad».
El acompañamiento evangélico no es solo estar con alguien, es ofrecer el pan de la Vida
«De la misma manera los jóvenes de hoy –confíen en mí, tienen miles de preguntas sobre la religión– están hambrientos y sedientos, no solamente de acompañantes amables sino de una palabra de la Iglesia », declaró el Obispo. Por este motivo, el acompañamiento dado a los jóvenes debe darles razones, contexto, ayudarles a poner las cosas en perspectiva y ofrecer dirección a ejemplo de Jesucristo. «Qué maravilloso que recordando esta gran intervención apologética de Jesús los discípulos de Emaús dijeron '¿No ardía acaso nuestro corazón, mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?'», comentó el prelado. «Los jóvenes se sentirán de la misma forma hoy si la Iglesia camina y habla con ellos».
«Es muy instructivo, como forma de conclusión, examinar la raíz de la palabra acompañamiento. Viene del latín cum pane (con pan). Acompañar no es solamente estar con alguien. Es más, es compartir el pan con esta persona, dar y recibir vida», concluyó Mons. Barrón. «En el contexto evangélico, por tanto, el verdadero acompañamiento va más allá de la amistad: tiene que ver con ofrecer el pan de la vida».