(Gaudium Press) El Cardenal Laurent Monsengwo Pasinya, Arzobispo de Kinshasa, Congo, desarrolla su apostolado en medio de una tensa situación social y una crisis política derivada de la negativa de la actual presidente de la nación a abandonar el poder. En una entrevista con Catholic News Service, el purpurado, quien visitó Canadá los días 5 al 13 de julio, habló con naturalidad de ciertos aspectos de su seguridad personal y de cómo ejerce su ministerio en medio de las amenazas de muerte.
«Un Cardenal no tiene miedo», aseguró el purpurado. «Es una misión defender la fe a costa del derramamiento de la propia sangre. No tengo miedo de hacer eso». Si bien el Cardenal continúa su ministerio episcopal y no ha callado la posición de la Iglesia frente a las realidades sociales de su país, sí reconoció tomar precauciones, especialmente relacionadas a su alimentación.
Según refirió el servicio informativo, el Arzobispo solamente consume los alimentos preparados por dos de sus sobrinas. «Naturalmente soy prudente. No como cualquier cosa, no bebo cualquier cosa», explicó. Sobre la exclusividad del servicio por parte de sus parientes confirmó que «nadie más entra en la cocina».
La Iglesia Católica en Congo ha alertado sobre la inestabilidad social provocada por el retraso de la celebración de elecciones democráticas. En uno de los hechos de violencia más importantes para los creyentes, cinco personas murieron y 120 fueron detenidas en un ataque de las fuerzas de seguridad a ciudadanos católicos que protestaban por la situación, el día 31 de diciembre de 2017. En lo que lleva del año otras 16 personas han perdido la vida en tres marchas de protesta.
Sobre la situación de la Iglesia en Canadá
El purpurado comentó que Congo ha rechazado oficialmente la llegada de más Cascos Azules pero que estas fuerzas internacionales son bien recibidas por la población civil, ya que su presencia les permite estar más informados sobre los hechos políticos. Al ser cuestionado sobre sus impresiones relacionadas a la Iglesia en Canadá, el purpurado lamentó la disminución de las vocaciones sacerdotales y el hecho de que «la fe en Canadá no es como era en el pasado». «Yo motivaría a los católicos Canadienses a aferrarse, a ser firmes en la fe», concluyó. «Esto es lo que nosotros desearíamos para ellos».