(Asia News) El prelado se dirigió a los fieles a través de una carta pastoral, que fue difundida el 30 de junio. En el texto, Mons. Kang recuerda a los coreanos que huyeron de la ocupación colonial japonesa: «siete millones de coreanos se dispersaron por el mundo, dependendiendo de la buena voluntad de los países donde viven», subraya el obispo. «¡Qué enfurecidos estaríamos nosotros, si los miembros de nuestras familias que viven en otros países fuesen rechazados o expulsados por los pueblos de esos países!»
En la isla de Jeju, la polémica en torno a la migración estalló con la llegada de más de 500 solicitantes de asilo, provenientes de Yemen, que llegaron a través de un programa para la promoción del turismo, el cual permite entrar a Corea del Sur sin contar con el visado. Su llegada hizo surgir temor por la seguridad y por un posible abuso del sistema de asilo, buscando ventajas económicas. Desde el 30 de abril, el gobierno surcoreano impide a los yemenitas dejar la isla y viajar a otras zonas del país. Y a partir del 1º de junio, Yemen ha sido incorporado a la lista de los 11 países cuyos ciudadanos están excluidos del ingreso libre de visa.
La cuestión divide a la sociedad. Lanzada el 13 de junio y presentada en el sitio de la Oficina de la presidencia, la petición para rechazar a los refugiados yemenitas en tan sólo una semana ha llegado a las 350.000 firmas. En la noche del 30 de junio, dos cortejos distintos marcharon por el centro de la ciudad de Seúl, para manifestarse a favor y en contra de los refugiados. En plaza Gwanghwamun, un grupo que se auto-definió con el nombre «Solidaridad del pueblo contra los solicitantes de asilo ilegales», protestó pidiendo al gobierno que expulse a los «refugiados falsos». No muy lejos de allí, un grupo de personas solicitaba exactamente lo opuesto, criticando a quien se opone a la llegada de refugiados. «Dicen que quieren seguridad, pero todo lo que hacen es incitar al odio».
En este momento, son más de 35.000 los solicitantes de asilo presentes en Corea del Sur, una cifra superior a los 31.500 desertores norcoreanos, a quienes se les reconoce la ciudadanía surcoreana de manera automática.