(uCatholic) Todos los que han leído el Evangelio están familiarizados con el personaje que presidió el pretorio tras el juicio del Sanedrín a Jesús. Este hombre era Poncio Pilato, el prefecto romano que gobernaba Judea, que no halló a Cristo culpable de ningún delito, pero permitió que fuera llevado a la muerte a pesar de todo.
Hasta hace poco menos de sesenta años, casi todo lo que sabíamos sobre Poncio Pilato provenía de las narraciones de los Evangelios en el Nuevo Testamento, con muy poca evidencia secular que llevara a cuestionar la historicidad de la existencia del prefecto. Es decir, hasta que en junio de 1961 un equipo de arqueólogos italianos descubrió el primer artefacto sobreviviente atribuido a Pilatos.
El Dr. Antonio Frova y su equipo estaban excavando un antiguo teatro romano en Cesarea, Israel, construido por decreto del rey Herodes alrededor del año 10 a.C., cuando descubrieron la piedra de Pilato, una pieza de piedra caliza tallada con el nombre de Poncio Pilato. Poncio Pilato hizo su base de operaciones en Cesarea, una ciudad que había reemplazado a Jerusalén desde el año 6 d.C. como la capital administrativa de Judea.
La piedra de Pilato, con letras conjeturales superpuestas.
El bloque es un fragmento dañado de la inscripción dedicatoria de un templo construido en honor del emperador Tiberio que reinó del 14 al 37 dC, alineándose con el gobierno de Pilato como gobernador del 26 al 36 dC. El descubrimiento de la piedra resultó ser la primera auténtica evidencia arqueológica de la historicidad de Poncio Pilato, contemporánea a su tiempo de vida y concordando con lo que se conoce de su carrera. La inscripción parcial dice:
Para el Divino Augusto Tiberio
... Poncio Pilatos
... prefecto de Judea
... ha dedicado
Además de la piedra, hay varias fuentes seculares de la época que mencionan a Pilato, incluso en asociación con Jesús. Flavio en «Antigüedades de los Judíos» alrededor del año 94 d.C. menciona a Poncio Pilato, junto con Filón de Alejandra describiendo su «temperamento furioso» en «Sobre la Embajada de Cayo». Publio Cornelio Tácito, uno de los historiadores romanos más conocidos, escribió en su obra «Anales» el año 116 DC
«Christus, de quien el nombre tuvo su origen, sufrió la pena extrema durante el reinado de Tiberio a manos de uno de nuestros procuradores, Poncio Pilato».
Hoy en día, la piedra de Pilato reside en el Museo de Israel, y se añade a las pruebas contundentes junto con testimonios textuales a la historicidad y existencia de Poncio Pilato, el hombre bajo el cual Cristo padeció y fue crucificado.