(Catholic Herald/InfoCatólica) El obispo de Portsmouth ha dicho que el movimiento provida necesita «cambiar el rumbo» a raíz de los intentos del gobierno de prohibir las vigilias de oración fuera de las clínicas de aborto.
En una carta pastoral, que debe ser leída este fin de semana, el obispo Philip Egan hace un llamamiento a todos los sacerdotes en su diócesis para que usen vestiduras púrpuras penitenciales el 23 de octubre, el día en que se aprobó la Ley de Aborto del Reino Unido.
«Como pueblo de la vida, nuestros esfuerzos para defender al feto, cuidar a las madres embarazadas y revertir o mitigar esta Ley han tenido resultados mixtos y ahora parece que, injustamente, nuestro gobierno secular no nos permitirá ni siquiera rezar fuera de hospitales y clínicas», dijo.
«En consecuencia, estoy discutiendo con grupos provida y con nuestro Equipo de Justicia, Paz y Responsabilidad Social algunas nuevas formas de testimonio».
«Tenemos que cambiar el rumbo. Para empezar, a partir de este año, me gustaría que cada 23 de octubre, el día en que se aprobó la Ley, se celebrara como Día de Oración y Reparación por la Vida. Ese día, mientras celebramos ser personas de la vida con diversas iniciativas, les pido a nuestros sacerdotes que ofrezcan una misa por el progreso de los pueblos, pero vistiendo las vestiduras púrpura en penitencia».
El obispo Egan también elogió la encíclica Humanae Vitae del Papa Pablo VI, que calificó de «profética».
El documento «reafirma la doctrina de la Iglesia sobre la integridad de las relaciones sexuales, reservada a los cónyuges en el matrimonio, como un acto de amor abierto a la vida y que estos dos aspectos, la apertura a la vida y el amor, no deben dividirse o separarse artificialmente», él dijo.
«De lo contrario, advirtió el Papa, habría consecuencias catastróficas para las personas, las familias y la sociedad».
Cincuenta años después, ahora podemos ver la sabiduría de la encíclica, agregó el obispo, especialmente en «relaciones familiares rotas, la reducción del sexo a una actividad informal, el tráfico de personas para la prostitución y la pornografía, la sexualización de los jóvenes y la explosión de conductas adictivas que conducen a la desesperación, la vergüenza y la culpa».
Advirtió que la sociedad británica estaba entrando en una «nueva y atemorizante Edad Oscura» cuando las personas abandonan la fe. «No es de extrañar que surja un deseo de muerte por el suicidio asistido y la eutanasia».
«Debemos pedirle a Jesús que nos ayude a acercarnos en amor a quienes nos rodean, a ayudar a las personas a desarrollar una relación personal con Dios».
«Esto es fundamental para la misión de nuestras escuelas y parroquias», dijo.