(CEE/RC) Estos jóvenes han explicado que el pre-Sínodo con el papa Francisco y jóvenes de todo el mundo del 19 al 24 de marzo, ha sido «una experiencia única, un regalo, de gracias a Dios por poder vivir este encuentro. Nos va a tocar llegar a casa y reflexionar sobre lo que ha suscitado este momento. Necesitaremos un retiro. Éramos 300 jóvenes que representan a cada iglesia particular, que hemos estado durante una semana viviendo la comunión y planteando qué necesita el joven y qué puede hacer la Iglesia», afirma Javier Medina.
Diálogo con jóvenes de todo el mundo
«He vivido el pre-sínodo con felicidad –explica Javier– y mis padres todavía más. Me quedo con lo que hemos vivido allí. Ejemplo de que la comunión en la Iglesia es posible, no hay que crearla, hay que descubrirla. Es necesario hablar sin filtros, sin vergüenzas. Hablar de algo profundo, algo que está dentro de ti».
Javier Medina destaca «la fuerza del diálogo, la capacidad del diálogo para abrir nuevos caminos. Necesitamos crear espacios públicos donde la gente joven se pueda expresar, que somos uno aunque tengamos diferencias».
También ha comentado que uno de los objetivos debe ser favorecer e incentivar el papel de los laicos, «a veces los laicos caemos en el error de exigir las cosas a la jerarquía. Tenemos que asumir nuestras responsabilidades, testimonios y modelos».
Necesidad de ser protagonistas dentro de la Iglesia
Cristina Cons destaca también la importancia de la comunión con jóvenes de realidades tan distintas, de otras religiones o ateos. «En el fondo – precisa- tenemos los mismos deseos». Igual que Javier, destaca la capacidad para establecer diálogo dentro de la Iglesia y con otros jóvenes que es uno de los principales retos que quieren asumir al volver del pre-Sínodo.
«Ahora hemos traído de allí -añade Cristina- las ganas de difundir el documento del pre-Sínodo. No solo que se quede en el papel. Tenemos que concretar las ideas que hemos debatido. Hemos hablado de la unidad. La iglesia es tan distinta y tan rica y que los jóvenes tenemos que seguir conversando de todo, con los medios actuales. Es muy distinta la realidad de cada uno, pero todos tenemos los mismos deseos: vivir en comunidad, compartir, ser protagonistas, la necesidad de un cambio estructural y queremos hacer más en la iglesia. Que se nos tome en cuenta».
Cristina Cons relata que es una experiencia única: «Te das cuenta que aunque sea diferente tu forma de acercarte a Dios, todos tenemos esa necesidad de buscar un sentido a nuestra vida. Todos buscamos un sentido de transcendencia. Yo allí he tenido la oportunidad de hablar con muchos jóvenes, de otros países, de otras religiones, con problemas muy diferentes a los nuestros, que luchan por la justicia y por un mundo mejor. Hemos tenido un diálogo con respeto».
También le han dado mucha importancia a la formación, «a veces como jóvenes nos sentimos perdidos en el mundo: necesitamos comprender mensajes que son difíciles de expresar a otras personas, queremos mayor formación con nuestros medios actuales. Formación de jóvenes a otros jóvenes».
Tras relatar su experiencia, los periodistas han realizado tres preguntas, dos de ellas sobre moral sexual lanzadas por la misma persona. Su interés era conocer de su boca sobre lo que habían resaltado algunos medios acerca de la moral sexual: que los jóvenes pedían a la Iglesia que cambiara sus enseñanzas sobre lo que se explicara mejor en materia de contracepción, relaciones prematrimoniales, aborto y homosexualidad.
Javier responde en el minuto 19.50 del vídeo: «Se ha tratado el tema, aunque concretamente en mi grupo no. Pero como joven sí siento que necesitamos respuestas concretas, claras y mejor formación para poder entender esta moral que defendemos como Iglesia. Necesitamos mensajes que son difíciles de explicar a otras personas».
La joven manifestó que «en la Iglesia tenemos un documento genial que es la Teología del Cuerpo de san Juan Pablo II, pero lo que hay que hacer es explicarlo mejor y sobre todo nosotros, los jóvenes, porque no llega igual que una religiosa de 50 años me explique las relaciones prematrimoniales que un igual a mí, porque esos son los testimonios que impactan. Por eso los jóvenes tenemos que ser protagonistas».
Cristina comentó que el documento pre-sinodal recoge algo parcial de lo que «hemos vivido. Yo tengo muchas ganas de contarlo a todas las realidades de la Iglesia».
nsistía el mismo periodista en que le extrañaba que los jóvenes asumieran la moral sexual de la Iglesia, y preguntaba si no había que revisar la teología.
Cristina contesta a esta pregunta en el minuto 27.30: «A la Iglesia y a mí, lo que nos preocupa es la persona, y lo que es lo mejor para la persona. En el documento, creo que el tema de la sexualidad aparece dos veces señalado. Lo que hace bien a una persona, le hace bien, y lo que le hace mal, le hace mal. La Iglesia no debe cambiar su doctrina, debe cambiar los medios, la estructura, la forma, tiene que ser nueva en el ardor, en los métodos, pero lo que es verdad es verdad, y lo que hace daño, hace daño».
Niños presionados a mantener sexo
Esta joven de la archidiócesis de Santiago de Compostela resaltó que resaltamos el problema de la moral sexual cuando hay chicos que «se nos están suicidando. Vivimos en un mundo hipersexualizado, niños que con 12 años están viendo pornografía, esto no es normal, y vivimos en una sociedad en que los niños y las niñas se sienten presionados a tener relaciones sexuales y me lo dicen a mis chavales, y que están empezando a consumir porros y drogas con 13 años, esto no es normal».
Finalizó repitiendo que la Teología del Cuerpo de san Juan Pablo II es «maravillosa y allí se explica genial y no creo que sea tanto cambiar la verdad de la Iglesia, pero sí explicarlo bien, porque si hay gente de la Iglesia que piensa que lo único que es pecado son los de la carne, pues está mal formado porque el sexo no es pecado, es maravilloso, pero hay que saber qué es lo que hace bien a la persona. Es necesaria la formación antropológica».
Por último, Javier recordó que de las 17 páginas que tiene el documento, solo sale la sexualidad en un par de párrafos, porque, en su opinión, hay que incidir en otros problemas: «El joven está perdiendo su identidad, se siente solo, está perdiendo su autoestima. En los países de Asia o Latinoamérica lo importante es sobrevivir, y la única forma es meterse en el narcotráfico y cuando sales no entras, gente que ha sido raptada para la trata. Estos son los verdaderos problemas de la juventud».
Este encuentro se ha celebrado como preparación al próximo Sínodo de los Obispos sobre «Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional», que tendrá lugar el próximo mes de octubre en Roma.