(InfoCatólica) En una reciente entrevista concedida al vaticanista italiano Gianni Valente, el Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado del Vaticano, detalló los objetivos de las negociaciones de la Santa Sede con el gobierno comunista de China, que desde hace décadas oprime y viola la libertad religiosa de los católicos fieles a la Iglesia Católica, y los ha obligado a vivir su fe de manera clandestina.
En la entrevista, el Cardenal explicó que el Papa «sigue personalmente las negociaciones actuales con las autoridades de la República Popular China» y que «todos sus colaboradores actúan en sintonía con él». Agregó además que «Nadie toma iniciativas privada», por lo que en su opinión «cualquier otro tipo de razonamiento» le parecería «fuera de lugar».
Similares declaraciones realizó el pasado 30 de enero el Director de la Sala de Prensa del Vaticano, Greg Burke, cuando declaró que es «sorprendente y lamentable que lo contrario sea afirmado por personas de la Iglesia, generando confusión y polémica».
Aunque Burke y el Cardenal Parolin no han hecho mención explícita a quién se refieren, sus declaraciones responden a la carta del Obispo Emérito de Hong Kong, Cardenal Joseph Zen ze-kiun, publicada el pasado 29 de enero en la que analiza la difícil situación por la que atraviesa la Iglesia Católica en China, en particular los obispos fieles a Roma, que son presionados y perseguidos por el gobierno comunista.
En la misiva que publicó en su sitio web, el Cardenal recuerda que en los últimos días los medios informaron que el Vaticano solicitó a dos obispos su renuncia para permitir que prelados afines el gobierno asuman sus cargos.
La detallada carta del Purpurado tiene un tono crítico y en ella señala, entre otras cosas, que «el problema no es la renuncia de los obispos legítimos, sino el pedido de hacer espacio para aquellos ilegítimos e incluso excomulgados».
«Sé que soy pesimista en relación a la situación actual de la Iglesia en China, pero mi pesimismo tiene fundamento en mi larga y directa experiencia de la Iglesia en China. Entre 1989 y 1996 solía pasar seis meses al año enseñando en varios seminarios de la comunidad de la Iglesia oficial. Por ello he visto directamente la esclavitud y la humillación a la que son sometidos nuestros hermanos obispos», afirma el Cardenal Zen en su carta.
En su misiva, el Obispo Emérito cuestiona: «¿Creería yo que el Vaticano está vendiendo la Iglesia Católica en China? Sí, definitivamente, si es que van en la dirección en la que están según lo que han venido haciendo en los últimos años y meses».
En la entrevista publicada este miércoles, el Cardenal Parolin reconoció que en la Iglesia existe el derecho a disentir y criticar, pero no deberían «suscitar la división». En ese sentido, continuó, «ningún punto de vista personal puede ser considerado exclusivo intérprete de lo que es bueno para los católicos chinos. Por ello, la Santa Sede obra para encontrar una síntesis de verdad y una vía practicable para responder a las legítimas expectativas de los fieles, dentro y fuera de China».
China impone una estricta nueva legislación sobre asuntos religiosos
Por su parte, y a pesar de las negociaciones con la Santa Sede, el Gobierno de China sigue implementando regulaciones que erosionan la libertad religiosa de los cristianos.
Un ejemplo de ello son las regulaciones que entraron en vigencia el pasado jueves que incluyen disposiciones más estrictas que cubren el registro oficial de lugares utilizados con fines religiosos, pero existe cierta confusión sobre los criterios que deben aplicarse.
Este tipo de disposición permite a los funcionarios comunistas de bajo y alto nivel interpretar los detalles de las regulaciones enmendadas para Asuntos Religiosos. Esto se aplicaría a las agrupaciones religiosas abiertas, oficialmente reconocidas, así como a los llamados practicantes clandestinos o de casas
Con información de ACI y AsiaNews.