(ACI Prensa) La 109 Asamblea Plenaria se celebra desde el 7 hasta el 12 de enero, e incluirá la renovación de su Junta Directiva.
Mons. Padrón aseguró que a los obispos venezolanos «nos preocupa sobremanera la vida de nuestro pueblo: su salud, su alimentación, sus medicinas, su seguridad, su empleo, su educación, pero de modo particular, su identidad espiritual de autenticidad cristiana y su consecuente vida moral».
«Nos duele la situación inhumana en que viven la mayoría de los presos, comunes y políticos, acrecentado este dolor con la pena de que el sistema penitenciario ni siquiera nos permite visitarlos», dijo.
El prelado precisó que si bien «la Iglesia no tiene como tarea propia el cambio directo de las estructuras sociales y políticas» sino «el anuncio del Evangelio», resulta una «consecuencia inmediata de ese anuncio, el discernimiento de su identidad y misión a partir de una opción explícita por el pueblo pobre y su cultura».
«A su vez, el anuncio evangélico, si es íntegro, conduce a la liberación del pueblo de cualquier clase de opresión, política, social, moral o económica».
«Hoy en Venezuela, como en tiempos de Jesús, los oprimidos son la mayoría del pueblo, sin distinciones de clase o ideología. El anuncio evangelizador, por consiguiente, no puede desentenderse de la suerte de nuestro pueblo ni dejar de apoyar todo lo que evangélica y legítimamente lleve a su liberación», dijo.
Para Mons. Padrón, «este es uno de los principales desafíos de nuestra Iglesia en el momento actual. Un desafío que no nace de una opción política sino del corazón mismo del Evangelio, del corazón de Cristo».
El Presidente de la CEV destacó que el Episcopado «ha intentado, y en parte lo está logrando, ofrecer al país, desde Cáritas, Invecapi y Apep una ayuda efectiva e inmediata en alimentos, medicinas, educación y capacitación para el trabajo».
«No se ha quedado en el mero asistencialismo. Ha implementado el análisis, la investigación y diversos programas socio-educativos, todos vigentes», precisó.
El obispo venezolano indicó que «el problema fundamental de Venezuela no es solo político», pero «los venezolanos hemos dejado que la política lo invada todo o casi todo, lo coloree y lo determine. De tal modo que si cambia la política, todo o casi todo cambia».
En ese contexto, destacó, el proceso de negociación entre el gobierno y la oposición que se prevé que continuará en los próximos días en República Dominicana «es en sí válido y necesario». Sin embargo, «una negociación sin resultados favorables para el pueblo sería un fracaso».
Mons. Padrón aseguró que el «mejor deseo» de los obispos venezolanos «es que la negociación llegue a un acuerdo creíble, ponderado y realizable: por ejemplo, la reestructuración equilibrada del Consejo Nacional Electoral (CNE) y la garantía internacional de las elecciones presidenciales libres, justas, y confiables, en un clima de suficiente paz social sostenida por el respeto efectivo al pluralismo y la diversidad».
El prelado se refirió además a diversas protestas que se realizan en Venezuela en los últimos días, «motivadas por el desabastecimiento de alimentos y gasolina».«Puede decirse que se va desarrollando paulatinamente en el país un proceso de convulsión social».
El presidente de la CEV lamentó que «los pronósticos de los analistas e intérpretes sociales son desalentadores para los días por venir», pero precisó que «es tarea de los venezolanos, encontrar la justa y pronta respuesta al hambre en la solidaridad».
«¡A los cristianos, la caridad de Cristo nos urge a socorrer a los más necesitados!», expresó, así como «nos obliga también en conciencia a evitar acciones que contribuyan a aumentar la violencia, dañar la propiedad ajena y responder con odio y con armas las injurias sufridas».
«El perdón y la reconciliación son la base de la solidaridad y la paz», subrayó.
Al finalizar su mensaje, Mons. Padrón aseguró que los obispos comienzan su Asamblea «con profunda fe en el Dios liberador y con gran fe en el pueblo venezolano».
«Sabemos de su nobleza, de su jovialidad para enfrentar los reveses, de su capacidad de resistencia frente a dictaduras y malos gobiernos».
El venezolano, concluyó, es «un pueblo, sobre todo, que profesa su fe, y hace su camino con Dios y la Virgen».