(Asia News) El obispo estaba fuera de su diócesis desde el pasado 18 de mayo, tras ser llevado por la policía y miembros de la Oficina de Asuntos religiosos. Desde ayer, el obispo es libre de moverse, y ya no está flanqueado por personal de seguridad. Fuentes de AsiaNews en Wenzhou afirman que aún no se encuentra en su ciudad, sino que está en Xining (Qinghai), a 2500 km de Wenzhou.
Aún no queda claro cuál fue el motivo de su liberación. Según algunos fieles, ésta ha sido fruto de la campaña de ayuno y oración lanzada por la diócesis el 18 de diciembre pasado, que enseguida se difundió en todo el mundo. Al liberarlo, la policía busca evitar que su caso adquiera mayor relevancia internacional. En los últimos meses, se había expresado a favor de su liberación el embajador alemán en Beijing, Michael Clauss. También la Santa Sede había expresado preocupación por su suerte.
La última vez que había sido visto fue el 11 de septiembre en el hospital Tongren de Beijing, donde se iba a someter a una cirugía en el oído. En aquella ocasión, él envió un mensaje a través de su cuenta de Wechat, pidiendo a sus fieles que rezaran por él, pero que no lo visitasen. Luego de la operación, y siempre custodiado por la policía, fue llevado a Xining para su recuperación.
Las fuentes de AsiaNews afirman que, antes de regresar a Wenzhou, deberá pasar por Beijing: tendrá que ir al hospital donde fue tratado, y allí debieran colocarle un instrumento para la audición en su oreja.
En todos estos meses, la policía ha ejercido presiones psicológicas sobre el obispo para lograr que se adhiera a la Asociación Patriótica, el organismo del Partido que proyecta una Iglesia independiente de la Santa Sede. Ante su negativa, a principios de diciembre, los representantes de asuntos religiosos le han pedido que firmara una hoja para suscribir las cuatro condiciones para recibir el reconocimiento del gobierno. Las mismas comprenden su apoyo al principio de una Iglesia independiente; el apoyo al auto-nombramiento y a la auto-ordenación [de obispos]; la concelebración con un obispo ilícito, no reconocido por el Vaticano; la sumisión a nuevos reglamentos religiosos que serán implementados en febrero próximo. Pero Mons. Shao también se negó a esto.
La comunidad católica de Wenzhou – cerca de 130.000 fieles – durante décadas estuvo dividida entre oficiales y no oficiales: hay más de 80.000 personas que pertenecen a la comunidad no oficial. Los sacerdotes suman 70, divididos equitativamente entre las dos ramas. Mons. Shao, de 54 años, a pesar de ser miembro de la Iglesia «subterránea», también es apreciado por la comunidad oficial.