(SIC) Para el P. Vicente Luque, vicepostulador de la causa, que nació el mismo año que el P. Tiburcio fallecía, esta aprobación «supone una gran alegría y más estando residiendo aquí en la iglesia de Málaga, junto a su sepultura». Del P. Arnáiz destaca «su gran inquietud por aprovechar el tiempo parar hacer el bien y ayudar al prójimo, no paraba un momento; también hay que destacar que era muy austero y hacía muchas penitencias y sacrificios y además era un hombre muy obediente».
Breve biografía
El P. Tiburcio Arnaiz Muñoz nació en Valladolid el 11 de agosto de 1865. Se ordenó sacerdote de esa diócesis el 20 de abril de 1.890. Durante tres años desempeñó el cargo de párroco en el pueblo de Villanueva de Duero y más tarde en la parroquia de Poyales del Hoyo de Ávila. Se doctoró en Teología en la diócesis de Toledo en 1896.
La muerte de su madre le lleva a plantearse, junto con su hermana Gregoria, la opción de hacerse Jesuita. Así, a la vez que ella ingresaba en el Convento de las Dominicas, donde Tiburcio había sido sacristán mientras estudiaba en el seminario, él ingresaba en el noviciado de Granada de la Compañía de Jesús el 30 de marzo de 1.902. Después de los dos años de noviciado perfeccionó sus estudios de Filosofía y Teología y comenzó a dar Ejercicios Espirituales a sacerdotes e inició alguna misión popular por los pueblos cercanos a Granada. En 1911 hizo en Loyola lo que los Jesuitas llaman la Tercera Probación (un semestre centrado en la oración y en el estudio de las Constituciones de la Compañía antes de hacer los últimos votos en ella) y en 1912 llega a Málaga donde estaría destinado 14 años consecutivos (con la excepción del año 1916-1917 que residió en Cádiz).
Allí primeramente fue muy conocido por su sólida dirección espiritual y por el fomento de la devoción al Corazón de Jesús. También visitaba a los enfermos del hospital y a los presos de la cárcel e impartía Ejercicios espirituales. Pero sus dos trabajos apostólicos más conocidos fueron la labor en los «Corralones» y las «doctrinas rurales». Los corralones eran casas de vecinos de peculiar estructura, habitadas por gente muy pobre y situadas en la periferia de la cuidad. En los corralones establecía una pequeña escuela, llamada miga, dirigida por una maestra que enseñaba las primeras nociones de lectoescritura y matemáticas junto con el catecismo. Pero el P. Arnaiz quería llegar también a las aldeas y cortijos adonde no llegaba nadie y donde había muchas carencias culturales y no había llegado la predicación de la fe. Eran lo que se llamaron las «Doctrinas rurales» y que hoy continúan al frente de un grupo de mujeres.
El P. Arnaiz falleció en Málaga el 18 de julio de 1926 y sigue siendo venerado en la ciudad.