Arzobispo de Puebla ante «matrimonio» homosexual: «Legislan los congresos, no nosotros ni la Suprema Corte»

Si es lo único que dijo este pastor estamos al horno.

"Nosotros no decimos nada", dijo el Arzobispo.

Osea que la Fe católica es la defensora más firme de la razón humana, es decir, que cuanto más católico es uno mejor piensa, mejor razona, más sentido común tiene. Y al revés: Se pierde la Fe católica y enseguida la razón y su manera de razonar van de tumbo en tumbo sin saber lo que hacen ni a dónde van. Se pierde el fin, y el camino que lleva a él. En mi pueblo se dice "se pierde el oremus", osea la cabeza.

¿Y exponer y defender la VERDAD sobre el amor, el matrimonio y la familia, monseñor? Un parlamento puede legislar la más atroz de las inmoralidades, y la Iglesia no puede callar: debe denunciar públicamente, no meramente en las homilías "puertas adentro".
Legalidad no es legitimidad moral.
¿Ya no hay lugar para el Reinado Social de Cristo en la doctrina (y en la voz) de la Iglesia?

Lástima que las conferencias de obispos se hayan convertido en centros aspiracionales de poder. Es evidente que este obispo no se quiere mojar las manos, en espera de la sede de la arquidiocesis de México.

Chico, quedras decir que cuando mas catolico se es menos te cuestionas tus propios actos, razonamientos e ideas. Y por lo tanto da esa falsa sensacion de inteligencia y claridad.

Jurisprudencia del demonio esta que domina en latinoamerica. con razon la violencia y el narcotrafico son imparables en paises como Mexico y otros mas.

No todo lo legal es justo. Una ley injusta, no es ley, es una corrupción de la ley, y no obliga a acatar.
Eso es lo que el obispo debió recordar.

Si en la legislación se reconoce ese tipo de convivencia como matrimonio, se le está otorgando los mismos derechos que tradicionalmente se han otorgado a la convivencia entre hombre y mujer por ser la que aporta nuevos individuos a la sociedad, garantizando así el relevo generacional. No se trata de ningún privilegio gracioso.

Que sean los legisladores quienes legislan no exime a este arzobispo de posicionarse en contra de algo que perjudica a la sociedad. Lavándose las manos como Pilato, consiente en el mal, y facilita que un día se legisle contra la Iglesia por no casar homosexuales; o, como ya ocurre en algunas Comunidades españolas, y podría ocurrir pronto en todo el país, que se le imponga la obligación de adoctrinar a los niños en los colegios católicos sobre las "bondades" de la aberrante ideología de género.

Qué más puede decir, estar en contra nada gana las leyes no cambian, si le dices a los Legisladores simplemente dirá: es su derecho ( homosexual ) naturalmente están legislado sobre la ley natural ; cierto pero que podemos hacer?

Mejor se hubiera quedado callado pues si de verdad predica el Evangelio Jesús nos enseñó que sólo es entre hombre y mujer el matrimonio y que igualmente condena uniones homosexuales...pequeño detalle que al omitirlo puede llevar a muchos al infierno y su deber era denunciarlo...

Queridos hermanos ¿Qué hizo Jesús? ¿Propuso normas que todos debían de obedecer fuera de la comunidad cristiana? ¿Propuso una serie de mandamientos que debían imponerse a todas las personas "por su bien"?

El Señor creo comunidad y pidió que se viviera como el mostró... y parte de lo que mostró no fue ir a todos lados y obligar a los demás a vivir como nosotros. Nosotros integramos a los demás por medio de la vivencia de la fe, no por imposición legislativa.

Hay quienes en vez de representar a Jesucristo representan a Poncio Pilatos. Guías ciegos. Malos pastores, asalariados que ven venir al lobo y huyen.

Dios ya legisló en un principo, Monseñor.

Lo que dice el arzobispo es cierto, desde el punto de vista jurídico la labor de jueces y Tribunales es juzgar con arreglo a la ley, no subvertir la ley mediante la interpretación, porque ello significaría que el poder judicial invade el terreno del poder legislativo y si peligroso es que el legislativo o el ejecutivo invadan el ámbito judicial igualmente abusivo es lo contrario. Ahora bien, la defensa de la vida, desde el punto de vista católico no puede limitarse a las cuestiones formales, porque nos arriesgamos a que algún día los enemigos de Dios respeten las formas jurídicas para implantar el aborto o cualquier otra barbaridad. El catolicismo debe oponer una moral material a la ética formal kantiana que envenena el aire que respiramos, de lo contrario las victorias que se basan en que hoy podemos ser la mayoría se convertirán en derrotas el día de mañana. Y la Iglesia no se enfrenta al mundo porque respete los procedimientos judiciales o porque tenga la mayoría sino porque, a través de la Revelación, se encuentra en posesión de la verdad, le joda a quien le joda. Y hasta eso no le entre en la calabaza a al enemigo no nos encontraremos en posición de dar testimonio. La sangre de los mártires interpela a los vivos, cada mártir fue un testigo de Cristo ante un enemigo de Cristo específico a lo largo de la historia y por desgracia la Iglesia hemos olvidado a los mártires católicos de la Revolución Francesa que no se opusieron al terror sino a la Revolución Francesa y por eso

Respetar, no es estar de acuerdo.
Y no esta de acuerdo, por que aclara que la Iglesia, promueve y pratica el matrimonio como debe de ser.
La Suprema Corte, no es la primera vez que hace una estupides.

Rectificar es de sabios.

A mí me parece que muchos comentaristas no han entendido las palabras muy sensatamente bien dichas del Cardenal. Yo entiendo que el Cardenal se siente impotente ante la autoridad para que haga y deshaga a gusto aun haciéndolo muy mal como ahí en su Estado Mejicano. Entonces, qué tiene que hacer el Cardenal, ¿ pegar fuego al Parlamento ?. No. Dejar que sigan haciendo barbaridades y él y todos los Católicos haciendo lo que tienen que hacer que es decir lalVerdad de todo y seguir por el camino recto.

Me parece muy prudente y acertado el comentario del Señor Cardenal, aclara quién debe hacer las leyes, de paso les dice a los del Supremo que no se metan donde no les incumbe, también al hablar de respeto, define claramente la posición del Evangelio de Cristo: Matrimonio, igual unión de hombre y mujer. A nosotros como católicos nos toca defender esta verdad y cuando haya fiestas de "bodas" de este tipo, rechazarlas y decirlo por qué, sin miedo a perder "amistades".

No puedo estar de acuerdo con mi querido monseñor, porque también el César tiene que dar a Dios lo Suyo -lo que conlleva servir a la Verdad y la Justicia-. Así se esconden las voces proféticas que alardeaban antaño de serlo, así se oculta la defensa del bien y la verdad sobre el matrimonio y la familia en las instituciones, así separamos aberrante porque rotundamente lo público y lo privado, la Iglesia y el Estado. El siguiente paso hacia el mal es que el César quiera entrometerse directamente en la Iglesia por lo mismo que ya se entromete en la familia y la educación... ¿Qué haremos entonces, monseñor? ¿Sólo entonces seremos "contradictores"?¿Qué hacemos ahora?

Lamento muchísimo, como hijo y nieto de Cristeros, la penosa falta de arrestos de este Monseñor a quien conocí de cerca hace ya algunos años y siempre me dio la impresión de triste debilidad, cuando no de oportunismo político. Pido a Dios por él y por todos los Jerarcas de la Iglesia en este pobre país, asido cada vez más por las garras del maligno. Sólo nuestra Madre de Guadalupe, con su dulce voz, nos anima, diciéndonos como a Juan Diego: "¿Acaso no estoy yo aquí, que soy tu madre? ¿Qué tienes que temer?

El respeto y apego a la Ley Natural, que no es otra que la misma Ley divina ya humanizada, así como la práctica moral en la vida de los hombres, no se dilucida por votos en un órgano legislativo, sino, por la conciencia recta y bien formada, que como tal, debe llevarnos a conformar nuestros actos a la voluntad de Dios, que en esta materia, es la unión unitiva, procreadora e indisoluble de un hombre con una mujer. Lo demás, es simple desorden objetivo e inmoralidad, que, por lo tanto, constituyen graves transgresiones al querer divino y que todo buen cristiano debe tratar de corregir fraternalmente, pero sin aceptarlo ni dejar de enfatizarlo como contrario al orden natural de las cosas, como debió haber sido la actitud del Arzobispo Sánchez, y no la que aquí pone de manifiesto, con un conformismo que más parece pusilanimidad.