(ACN/InfoCatólica) En una visita a la sede internacional de la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), el Arzobispo de Chittagong, Mons. Moses M. Costa, lamentó que en la Constitución de Bangladesh no se nombren explícitamente como grupos de población con determinados derechos a las minorías étnicas y religiosas del país.
«El Gobierno no reconoce su legítima existencia y las desatiende, por lo que apenas tienen posibilidades de participar en el desarrollo. Además, a menudo son discriminadas a la hora de buscar trabajo e incluso en algunas escuelas por no hablar la lengua nacional. Cuando los miembros de las minorías étnicas sufren, también sufre la Iglesia, pues el 60% de nuestros creyentes pertenece a este grupo», dijo el Arzobispo, quien añadió que la Iglesia es la única institución que defiende los derechos y la dignidad de estas personas, que las respeta y promueve su cultura.
El Arzobispo Costa informó de que en los denominados Chittagong Hill Tracts, una de las provincias ubicadas en las montañas de su archidiócesis, el Gobierno no prestó ningún tipo de ayuda y se negó a reconocer el problema cuando, el año pasado, las minorías étnicas allí residentes se vieron afectadas por las inundaciones. También criticó la explotación de estas personas en las instalaciones de desguace de la ciudad portuaria de Chittagong, donde se desbaratan barcos viejos para destinar las piezas a otros usos. Así, por ejemplo, se extraen las piezas de hierro para reutilizarlas en la construcción.
«Estos trabajos se realizan en condiciones que implican un gran riesgo y que se cobran innumerables vidas humanas. Sin embargo, no puedo visitar ese lugar porque las autoridades me deniegan el permiso», se lamentó el Arzobispo.
Atentados contra los cristianos
A la pregunta acerca del incremento de los atentados contra cristianos e instituciones eclesiales registrados en los últimos años en este país mayoritariamente musulmán, el Arzobispo respondió que, por regla general, lo que subyace es una combinación de motivos políticos y religiosos. Por un lado, dijo, a menudo se trata de intentos de apropiarse indebidamente tierras que pertenecen a las minorías étnicas –frecuentemente cristianas–, y por otro lado, también existe un componente religioso que está cobrando fuerza. El Arzobispo señaló que en el país hay muchas agrupaciones islámicas diferentes. «El año pasado, mil bengalíes atacaron una parroquia de Chittagong porque a los cristianos los quisieron implicar en el asesinato de dos hombres de negocios ocurrido a muchos kilómetros de distancia», informó el Arzobispo, que aseguró que la situación en Chittagong era «difícil y peligrosa».
Pero también señaló que había motivos para la alegría entre los católicos. En vista del hecho de que el Papa Francisco concediera en noviembre pasado al Arzobispo de Dhaka, Mons. Patrick D’Rozario, la dignidad cardenalicia, no solo los creyentes católicos, se sintieron pletóricos de alegría, sino que también la población no cristiana «se sintió muy feliz». El Gobierno también «percibió que el Papa concedía con ello una especial atención y reconocimiento al país», aseguró el Arzobispo. Y también la erección de Chittagong en archidiócesis en febrero de 2017 supuso una «gran alegría». «A través de estos dos acontecimientos se concedió una mayor importancia a la Iglesia Católica. En general, la Iglesia bangladesí realiza, pese a su reducido tamaño numérico, una considerable contribución al ámbito educativo mediante sus escuelas, y también es muy activa en el ámbito sanitario. Por ambas cosas goza del reconocimiento de muchas personas».
El 89% de los 156 millones de habitantes de este país del sur de Asia son musulmanes, y el segundo mayor grupo religioso lo representan, con un 9,5%, los hindúes. La Iglesia Católica con sus 270.000 creyentes solo representa al 0,2% de la población total.
El año pasado, Ayuda a la Iglesia Necesitada apoyó a la Iglesia Católica de Bangladesh con unos 560.000 euros.