(Fides) Uno de los hechos más dolorosos que ha golpeado a la comunidad cristiana iraquí en los últimos años ha sido su huida en masa de la ciudad de Mosul y de la Llanura del Nínive cuando sus pueblos tuvieron que ser totalmente evacuados por la llegada de los milicianos yihadistas del autoproclamado Estado Islámico (Daesh) y a muchas de estas familias «se las animó a emigrar a los países occidentales». Así lo recuerda el patriarca caldeo Louis Raphael Sako en una carta difundida con ocasión de la fiesta de Santo Tomás Apóstol (3 de julio) en la que invita a obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas y fieles caldeos a reforzar la comprensión teológica de la Iglesia y de su misión «en las circunstancias difíciles» que marcan el presente.
La carta del patriarca, difundida a través de los canales oficiales del patriarcado caldeo y recogida por la Agencia Fides, contiene un fuerte llamamiento a la unidad en la conciencia de que la Iglesia no está constituida solo por el Patriarca, los obispos y el clero, sino que abraza a todos los fieles y llama a la responsabilidad de cada uno de ellos. En concreto, el Primado de la Iglesia caldea se dirige a todos los políticos caldeos y a sus organizaciones invitándoles a salir de su propia actitud litigante y a unir fuertzas para contribuir juntos a la paz y a la reconstrucción nacional.
Ahora, tras la liberación de las regiones que durante tres años han estado bajo control del Daesh, -subrayó el Patriarca Sako al final de su misiva-, el objetivo primordial es «permanecer y trabajar por nuestro país», contribuyendo generosamente a las campañas en marcha para favorecer el retorno de los expatriados y los refugiados a sus propias tierras y casas.