(ACI/InfoCatólica) Una empresa australiana ha provocado controversia por utilizar embriones humanos como parte de las piezas de joyería que fabrica para sus clientes.
Recientemente, el sitio web australiano Kidspot informó del caso de una mujer que, tras someterse a varios procesos de fecundación in vitro (FIV) y concebir tres hijos, contrató los servicios de Baby Bee Hummingbirds para cremar y convertir en joyería los restos de los embriones que no se implantaron y quedaron congelados.
Baby Bee Hummingbirds es una empresa especializada a elaborar joyería como «recuerdo», con leche materna, placenta, cabellos, cenizas o cordones umbilicales.
«Quería tener más bebés, pero el costo emocional, además del financiero, era demasiado», dijo Belinda Stafford a Kidspot, y señaló que para ella y su esposo, Shaun, donar sus embriones «no era una opción».
«Escuché que otros los habían plantado en el jardín, pero nosotros nos mudamos mucho, así que no podía hacer esto. Los necesitaba conmigo», dijo.
Para Belinda, ahora que tiene a sus bebés dentro de joyería, «están para siempre conmigo en un bello recuerdo».
Amy McGlade, fundadora de Baby Bee Hummingbird, explicó a la web que su empresa brinda «otra opción» a los padres de los embriones humanos, y aseguró que su empresa es pionera en realizar estos trabajos.
«¿Qué mejor forma de celebrar su más preciado regalo, tu hijo, que con joyería?», se preguntó.
Cuestionamientos bioéticos
Sin embargo, este procedimiento presenta serios cuestionamientos bioéticos, pues implica acabar con una vida humana en fase embrionaria para reducirla a un objeto decorativo.
En declaraciones a ACI Prensa, Graciela Moya, Doctora en Biomedicina e investigadora del Instituto de Bioética de la Universidad Católica Argentina (UCA), lamentó que «la deshumanización del ser humano en etapa embrionaria sigue sorprendiéndonos».
«Hoy existiría la posibilidad de seguir haciendo un uso inhumano de los miles de seres humanos congelados en etapa embrionaria», dijo, y advirtió que «ya no solo es posible seleccionarlos, descartarlos, congelarlos, donarlos para investigación, sino que sería posible transformarlos en un objeto decorativo, en una joya».
«Los seres humanos congelados en etapa embrionaria están vivos, solo se detiene su desarrollo en el tiempo. Los procesos metabólicos que permiten su desarrollo se lentifican considerablemente para mantenerlos en un estado quiescente, sin tiempo, sin futuro, una vida dependiente de la decisión de sus padres de traerlos al presente», señaló.
«Hoy tenemos la posibilidad de no considerar a nuestros hijos como un don que debemos cuidar y ayudar a desarrollar sus virtudes, sino que pueden ser transformados en un bien meramente material que adornen para siempre nuestras vidas», criticó.
Por su parte, Jennifer Lahl, fundadora y Presidenta del Centro de Bioética y Cultura, con sede en California en Estados Unidos, dijo que «no tengo calificativo para quien piense que esto podría ser algo bueno».
«Es tan indignante que estos embriones hayan sido destruidos para convertirse en joyería», dijo a CNA, agencia en inglés del Grupo ACI. «Pensé: “Dios mío, realmente hemos tocado fondo”», lamentó.
La solución para los embriones congelados no es convertirlo en joyas, sino «dejar de crear embriones sobrantes», explicó Lahl.
«La solución es dejar de congelar embriones humanos, para que los padres no queden con estos dilemas éticos sobre qué hacer con ellos cuando deciden que no quieren más hijos», señaló.
Problemas éticos de la fecundación in vitro
Lahl, que no es católica, advirtió que la fecundación in vitro está «llena de problemas éticos», debido a los riesgos de salud para la madre, los hijos concebidos, el costo y la forma en la que se usa la medicina para crear más problemas, en lugar de tratar y curar enfermedades.
«La mayoría de las personas que entran en las empresas de tecnología de reproducción asistida no obtienen un bebé», dijo, y subrayó que «en su gran mayoría, los ciclos de FIV fallan».
Con información de Kevin Jones.