(AsiaNews/InfoCatólica) El obispo de Wenzhóu (Zhejiang), Monseñor Pedro Shao Zhumin fue secuestrado por la policía y llevado a un lugar desconocido el pasado miércoles durante la tarde. Miembros de la seguridad pública han permitido, sin embargo, que los fieles lleven algo de ropa para ser entregada al prelado, signo de que estará secuestrado por largo tiempo.
Monseñor Shao es un obispo de la Iglesia Católica que vive en la clandestinidad, reconocido por la Santa Sede como obispo ordinario de la diócesis tras la muerte de su predecesor, Mons. Vicente Zhu Weifang, ocurrida el 7 de diciembre pasado.
El secuestro de Monseñor Shao se dio a pocas horas del inicio del Triduo pascual. Según un sacerdote, la desaparición del obispo se produjo precisamente para no dejarlo celebrar los ritos pascuales en el desempeño de su cargo, puesto que el mismo no es reconocido por el gobierno. Fuentes de la diócesis en Wenzhou dicen a AsiaNews que «las fuerzas de seguridad quieren impedir a Mons Shao ponerse en contacto con la Iglesia oficial de Wenzhou y ejercer su autoridad episcopal sobre elllos, incluso en lo que respecta a la bendición de los aceites y en todas las liturgias de la Semana Santa y de la Pascua».
Antecedentes
El hecho recuerda de cerca lo ocurrido días atrás a otro obispo, Mons. Vicente Guo Xijin, quien también es miembro de la Iglesia que vive en la clandestinidad y ha sido reconocido por la Santa Sede como obispo ordinario de Mindong (Fujian).
Es bastante probable que estas desapariciones forzadas tengan como objetivo extorsionar a los dos prelados para convencerlos de que se inscriban en la Asociación Patriótica (AP), el organismo del Partido que tiene en miras la construcción de una Iglesia independiente.
En los diálogos que China entabla con la Santa Sede en pos de llegar a un acuerdo sobre los nombramientos episcopales, los miembros de la AP continuamente exigen que todos los obispos estén inscriptos en la Asociación Patriótica China, excluyendo así a los obispos clandestinos, que se niegan a inscribirse y que por ende son considerados «no confiables».
Las situaciones de Wenzhou y de Mindong representan una peligrosa excepción, que el ministerio de Asuntos religiosos está tratando de eliminar.
Según ciertos expertos, su secuestro y el hecho de constreñir a los dos obispos a «estudiar y aprender» es también una presión completamente fuera de lugar, ejercida sobre la Santa Sede, para que ésta avale las condiciones del acuerdo queridas por Beijing, en las cuales sólo podrán ejercer su ministerio aquellos obispos nombrados de manera autónoma e inscriptos en la AP. En este acuerdo el Papa solo tendría opción de vetar un candidato de los previamente seleccionados por el gobierno chino.
Una situación muy similar es la de Monseñor Tadeo Ma Daqin, obispo de Shanghái, quien quedó bajo arresto domiciliario el mismo día de su ordenación por haber presentado su renuncia a la Asociación Patriótica. Luego de ello, Monseñor Ma parece haberse retractado de su posición al expresar un aprecio por la Asociación Patriótica, pero aún así lo mantienen en régimen de aislamiento.
Monseñor Pedro Shao Zhumin, de 54 años, es obispo desde 2007. La diócesis de Wenzhóu tiene un pasado signado por una fuerte división entre la comunidad cristiana oficial y la subterránea. Se calcula que hay unos 120.000 fieles en la comunidad oficial, y más de 80.000 en aquella «no oficial»; los sacerdotes están distribuidos equitativamente entre las dos ramas y suman aproximadamente 50 en total. En los últimos años, la Santa Sede ha intentado reconciliar a las dos comunidades nombrando a Mons. Zhu como obispo ordinario y a Mons. Shao como obispo con derecho a sucesión. Pero, según los dichos de los fieles, que también aman y respetan a Monseñor Shao, «el gobierno local hace de todo para mantenernos divididos». Monseñor Shao ha tenido que padecer en prisión reiteradamente a causa de su fe. Incluso en ocasión del funeral de su predecesor, él fue secuestrado para imposibilitarle participar en el rito fúnebre.