(PortalLuz/InfoCatólica) Esta publicación habla de dos historias que aunque distantes finalmente se encuentran. La de Ciro Di Nunzio y Fortunata Evolo, el hombre de ciencia y la conocida mística «Mamá Natuzza», cuya vida está bajo la lupa de una investigación canónica que podría determinar su beatificación.
Son abundantes los escritos y testimonios que refieren ciertos acontecimientos extraordinarios en la vida sencilla y humilde de Natuzza Evolo, esposa y madre de cinco hijos.
A ninguno de esos testigos podrá extrañarle saber que el «contacto» con esta mística -nacida en Calabria, fallecida el 1 de noviembre de 2009-, haya esculpido el sentido de la fe en la mente y el corazón de Ciro Di Nunzio… un genetista napolitano habituado al razonamiento empírico, a los datos irrefutables, al proceso de lo demostrable, que involucra el hecho científico concreto. Él no era un hombre de fe y Dios no era el sentido de su vida.
Mamma Natuzza bajo el microscopio
Ciro es un experto investigador, genetista y toxicólogo forense, capaz de dilucidar los secretos del ADN y sus huellas presentes en diversos escenarios. Vale decir, la persona adecuada para apoyar el trabajo de quienes buscan precisar la identidad biológica de potenciales autores de un delito.
Precisamente por ese currículum es que Franco Frontera -médico que trató a «Mamá Natuzza» en vida-, junto con la Fundación «Pro Fortunata Evolo - Inmaculado Corazón de María Refugio de las almas» contactaron a Ciro Di Nunzio. Le pedían dilucidar el misterio de las huellas de sangre dejadas por la mística de Paravati en las fundas de almohada y pañuelos que ella tocó. Frontera quería determinar si esas impresiones -que reproducen varios símbolos religiosos- eran de sangre humana y si esa sangre era de Natuzza.
No había dudas del rigor científico que aplicaría Di Nunzio, máxime siendo conocido su escepticismo en cuestiones de fe. Sin embargo el hombre de ciencia sería sorprendido.
Lo cuenta el propio Di Nunzio a revista Credere: «Saber de la aparición de estas manchas de sangre relacionadas con acontecimientos que caracterizaron la vida de Natuzza me dejaba muy confundido. Obviamente, la idea más simple era suponer que de alguna forma alguien mistificaba todo este asunto. Siendo un hombre de ciencia acepté el encargo de proporcionar una respuesta concreta, como si se tratara de cualquier otro caso donde la cuestión es simplemente aclarar el perfil genético de un sospechoso hipotético, a partir de rastros biológicos que dejan las personas en la escena de un crimen».
Huellas de la pasión
Durante la Cuaresma –según señalan testigos y registros informados a la Santa Sede- aparecían laceraciones espontáneas en la piel de Natuzza que exudaban sangre. Así por ejemplo, en sus rodillas se podía ver en ocasiones que se formaba la imagen del Santo Rostro (de Jesús). Hay registro de testigos señalando que cuando ocurrían estos eventos, también se formaban otras imágenes religiosas –como un denario, una Hostia, la Virgen María sobre un globo terráqueo- en las fundas de la almohada, donde caía su sangre.
«El profesor Frontera conservaba estas almohadas y me las entregó para someterlas al análisis», señala el científico Di Nunzio y prosigue en Credere… «Me dio entonces una funda de almohada con un rastro de sangre de Natuzza que era relevante, porque me narró el momento en que se formó esa mancha. Además de eso, en la funda no se observaba ningún símbolo particular. Clasifiqué esta funda como un hallazgo de referencia. En resumen: Tomé una muestra del tejido de esa funda que contenía una mancha roja y los análisis arrojaron que en la funda de almohada de referencia había sangre humana. Hice lo mismo con las “manchas” presentes en otras fundas de almohada y de nuevo los análisis mostraron que ese materia era sangre humana. Mediante el análisis del ADN obtuve un perfil genético de la funda de almohada de referencia y lo comparé con el obtenido en las “manchas” presentes en las otras fundas de almohadas… manchas que representaban diversas imágenes de naturaleza religiosa. Comprobé que en ambos casos era sangre humana y que los dos perfiles genéticos eran de una mujer y que eran idénticos, vinculados a la misma persona».
¿Cómo demostrar con certeza que el perfil genético obtenido era el de Natuzza Evolo? Para resolver esto el científico señala: «Pedí a los hijos de la mística –señala el científico- someterse a un examen que toma muestra para la prueba de ADN; luego comparé el perfil de cada uno de ellos con el perfil obtenido a partir de las manchas y la respuesta fue que el perfil obtenido desde el punto de referencia y las manchas presentes en los otros fundas de almohada eran de Natuzza».
Pero estos exámenes aún no podían explicar cómo era que esas manchas habían tomado forma de figuras.
Y la conversión llegó sin estridencias
«Un caso de investigación tan particular, inevitablemente, te cambia», admite Di Nunzio. «Pasé largas horas en el laboratorio, a caballo entre los hallazgos y mis pensamientos, entre la materia y el espíritu… te haces preguntas: acerca de una espiritualidad que había dejado demasiado tiempo abandonada, por hacer cálculos con la fe», confidencia Di Nunzio, quien concluye:
«No todo puede ser explicado científicamente; algunas cosas no pueden ser reconstruidas o ser racionalmente demostradas. Lo cierto es que algo sucedió en mi vida. Es como si hubiera alcanzado un equilibrio total entre la vida terrenal y lo que probablemente encontraremos después de la muerte: un paso que ya no me asusta. Antes no me hacía estas preguntas. Hoy creo que otra vida nos espera. Solía confiar sólo en lo que es demostrable. Ahora, Natuzza Evolo se ha convertido para mí en un punto de referencia al orar. En la sangre de Natuzza encontré la fe. Yo sé que no estamos solos».