(ACN/InfoCatólica) El país de Pakistán nace en 1947, con la partición de la India, con el concepto de que el musulmán que iba a esta tierra encontraba allí un hogar. Pero debía ser un musulmán que practicaba de forma rígida la fe islámica, como parte integrante de la sociedad.
Pakistán se fundó como estado laico, de hecho miembros de otras minorías como los cristianos también participaron activamente de la creación del nuevo estado. En 1956 pasó a llamarse Pakistán, la «tierra de la pureza», (la palabra Pakistán es un neologismo creado a partir de pak, «puro» ystan «tierra», añadiendo una «i» para facilitar la pronunciación en urdu).
En la década de los ochenta, el país adoptó un programa declaradamente islámico bajo la dictadura del general Zia ul Haq, que gobernó entre 1977 y 1988, y que condujo a una influencia cada vez mayor de la ley islámica (sharía) en el sistema legal del país. En los últimos años, los intentos de los sucesivos gobiernos de Islamabad por combatir la violencia sectaria y la discriminación contra los no musulmanes solo han tenido éxitos modestos, mientras que la sociedad pakistaní ha sufrido una mayor islamización.
Explica ACN (Ayuda a la Iglesia Necesitada) que en el siglo XXI los cristianos están mucho más discriminados que antes. Son tan solo el 2% de la población, unos 4 millones de los 191 millones de habitantes del país. El cristiano es cada vez más marginado, en todas las esferas de la sociedad. El 95% de los cristianos son analfabetos y se dedican a trabajos muy duros como la agricultura o la elaboración manual de ladrillos, en régimen de semiesclavitud. Las familias son muy pobres y el acceso a la educación es difícil porque es muy cara para ellos.
Ser cristiano en Pakistán por tanto significa ser discriminado por ser muy pobre, porque ocupan las clases más bajas, realizan trabajos que los musulmanes consideran que no pueden hacer. Además son discriminados por la fe. Por ejemplo, un joven que tiene un nombre cristiano como José o Juan es rechazado en muchos puestos de trabajo, no puede compartir la comida con sus compañeros. A los cristianos se les considera como parias o intocables, son impuros y si tocan a un musulmán pueden contagiarle su impureza.
Esta fuerte discriminación les obliga a vivir en barrios cerrados, con fuertes medidas de seguridad, como es el caso del distrito de Youhanabad en Lahore, donde viven unas 200.000 personas. Las iglesias, escuelas y centros pastorales de la Iglesia están rodeadas por muros de seguridad y con guardias de vigilancia para evitar ataques terroristas islámicos.