(AsiaNews/InfoCatólica) Promover el deporte entre los jóvenes que están desocupados y que han dejado la escuela, para evitar que hagan uso de sustancias estupefacientes y caigan en manos de los cárteles de la droga, es la iniciativa que se ha puesto en marcha en Punjab, impulsada por la «Navjeevan Charitable Society for Integral Development» (NCSID), el servicio social de la diócesis de Jalandhar, en colaboración con Caritas India.
El padre Antony Madassery, director de la NCSID, está convencido de que la intervención de la Iglesia contribuye a producir un cambio positivo entre los muchachos y niños toxico-dependientes. Y afirma ante AsiaNews: «El deporte es una forma de integrar a estos muchachos y de hacer que ellos retomen el contacto con la sociedad y con la familia, de modo que puedan volverse personas responsables y luego encontrar trabajo».
El proyecto se llama «Deporte para el desarrollo de los jóvenes» e involucra a estudiantes, docentes y a los líderes de los pueblos y de las comunidades locales. El brazo social de la diócesis ha contratado a ocho entrenadores de hockey, que están dando clases a unos 540 alumnos, que suman muchachos y niños.
El deporte como factor positivo
«Sabemos que las actividades deportivas –dice el sacerdote- pueden cambiar el estilo de vida de las personas toxico-dependientes, y están suscitando cada vez mayor interés entre los chicos». Por eso, la Iglesia local está creando una red de organizaciones y asociaciones interesadas en resolver el problema de las drogas. «Esperamos –es el objetivo- que los jóvenes puedan ser conducidos e incorporados nuevamente al sistema social. Para reintegrarlos, se requiere amor, afecto y tratamiento».
Punjab es uno de los Estados indios con la tasa más alta de consumo de opiáceos. En los últimos diez años, siempre se ha ubicado en los primeros puestos en cuanto a número de toxico-dependientes se refiere. El problema es de tal manera urgente, que el Estado es el único de toda la Unión en el cual se ha efectuado un sondeo para relevar la entidad del fenómeno. Según el Punjab Opioid Dependence Survey, conducido entre los meses de febrero y abril de 2015, cerca de 230.000 habitantes consumen drogas. Eso significa que el problema afecta a 836 personas de cada 100.000, cuando la tasa promedio en toda la India es de 250 personas de cada 100.000.
El abuso de drogas es alimentado por un círculo vicioso: por una parte, la crisis agraria, la desocupación y la deserción escolar, llevan a un intento por olvidar los problemas a través del consumo de sustancias estupefacientes; por otra, a los toxico-dependientes les cuesta mucho integrarse en la sociedad, y se convierten a la vez en consumidores y despachantes de drogas, para así poder procurarse las dosis.
Estos sectores de la población son un terreno fértil para los cárteles de la droga, que se aprovechan de esta situación para perpetuar su tráfico. Al mismo tiempo, el abuso es también la causa de un número elevadísimo de crímenes: para ser exactos, 7.524 entre 2005 y 2014.
Es necesario «afrontar la cuestión con seriedad», concluye el padre Madassery, «Por eso, necesitamos de la colaboración y del compromiso de todos los actores. Estamos contentos por el hecho de que ya ha habido progresos entre los muchachos».