(AIN/ACN) «No entiendo cómo los hombres pueden causar tantos daños los unos a los otros», dice suspirando Louis Petrus, un guardia de seguridad. Hoy, Louis ha regresado por primera vez a su tierra natal: la ciudad cristiana de Qaraqosh, cerca de Mosul. De allí tuvo que huir el 6 de agosto de 2014, cuando el EI ocupó la ciudad. «Mire mi casa: está dañada, la mayor parte de los muebles ha sido robada y mis efectos personales están rotos. Otras personas de Qaraqosh ya me habían preparado comentando lo que me esperaría en la ciudad. Había oído historias y visto imágenes de la destrucción causada por los yihadistas. Pero ahora que veo la ciudad con mis propios ojos, no sé qué sentir. Los terroristas del EI han destruido muchas de mis posesiones; pero estoy bastante bien, comparado con el daño que puedo ver en las casas de mis vecinos: muchas casas han sido incendiadas o incluso completamente destruidas. Me puedo considerar bendecido».
Tesoros escondidos
Hoy, Fr. Sharbil Eeso, sacerdote católico de 72 años de edad, ha vuelto a la ciudad liberada de Qaraqosh, que fue obligado a abandonar el 17 de agosto de 2014 por tercera y última vez. En el seminario y sus oficinas anejas reina el caos: en busca de tesoros escondidos, los ocupantes derrumbaron los techos. Destruyeron estatuas y desperdigaron los papeles. «Todavía no se nos permite poner orden», dice mientras sacude el polvo de su birrete, recientemente recuperado. «En primer lugar tenemos que evaluar cuidadosamente los daños y documentarlos minuciosamente; y no lo podemos hacer hasta que la ciudad esté segura. La semana pasada, un yihadista salió de un sistema de túneles construido debajo de la ciudad por el EI. Efectivos del Ejército le dispararon inmediatamente y lo mataron; era un muchacho de unos 13 años de edad».
Seguridad
Los yihadistas utilizaron frecuentemente las iglesias de Qaraqosh, e incluso escribieron instrucciones de batalla en sus paredes. La iglesia católica siria de San Jorge fue convertida en fábrica de bombas; estaba en pleno uso hasta la apresurada retirada del EI. Allí se encuentran cientos de bombas y granadas, de todas las formas y tamaños, esperando a ser detonadas. Además, la iglesia ha «recibido» recetas mortales, que –si se usan en las proporciones adecuadas– pueden convertir los agentes químicos escondidos en la iglesia en explosivos de dimensiones catastróficas.
«A pesar de todos los daños sufridos, tengo esperanza para el futuro», dice sonriendo el padre Sharbil. «Si se garantiza nuestra seguridad, los cristianos pueden seguir viviendo en Irak. Los cristianos europeos podrían hacer más para mantenernos seguros. Deseo volver a Qaraqosh cuando haya electricidad y agua de nuevo, aunque pienso que la seguridad es la principal condición para el regreso».
También Louis Petrus tiene la firme intención de volver a Qaraqosh: «Yo no quiero salir de Irak, a menos que todos los habitantes abandonen la ciudad. Pero si dos o tres familias regresan a Qaraqosh, yo también lo haré. Es mi país. Tan pronto como la ciudad sea segura y nos den el permiso para vivir aquí de nuevo, deseo rehacer mi vida en Qaraqosh. Este es mi lugar, y aquí permaneceré hasta que muera».
Rectificación de fronteras
Yacoob G. Yaco, miembro asirio del Parlamento, viaja casi diariamente al territorio liberado, a fin de informarse sobre los progresos en el frente y la situación de la seguridad. También anima a los miembros del ejército voluntario asirio (NPU). Hoy se ha reunido con el general Faris Abderlahad Yacub (54), encargado de coordinar las tareas del ejército de voluntarios en la llanura de Nínive. Ambos han perdido la confianza en el ejército kurdo peshmerga, porque les abandonaron cuando el EI invadió sus ciudades y aldeas. Por esto estamos convencidos de la importancia de un ejército de seguridad y de crear un oasis cristiano en la llanura de Nínive.
En su condición de uno de los cinco miembros cristianos permanentes en el Parlamento kurdo, Yacoob representa a la comunidad cristiana iraquí. «Entre los cristianos iraquíes reina un gran malestar –nos comenta–. Los kurdos apoyaron a Irak en su batalla contra el EI y en la reconquista de Mosul y de las ciudades y aldeas de sus alrededores. Los habitantes lo aprecian; pero muchos cristianos sospechan que el Gobierno iraquí dará a los kurdos tierras en recompensa por esa ayuda. Los kurdos cavaron fosas profundas y construyeron vallas altas que –según ellos– tienen como objetivo detener al EI. Entretanto, los kurdos y el Gobierno niegan que se hubiera prometido territorio por esa ayuda, y aseguran a los cristianos que no se hicieron negocios en relación en la tierra. Pero los canales y las vallas no se hicieron en territorio kurdo, sino en la llanura de Nínive. Muchos cristianos sospechan que esa fronteras no sean temporales, sino el comienzo de una rectificación permanente de las fronteras».
Pasadizos secretos
«Por supuesto que queremos volver a Qaraqosh, con nuestros hijos», dice el alcalde de esta ciudad, Nisan Karromi (59), quien regresó a ella el 23 de octubre, cuando todavía no estaba decidida la batalla por la ciudad. Hoy, Nisan visita su oficina y concluye que los yihadistas no tuvieron ningún respeto de su cargo: la placa con su nombre está tirada en el suelo, dañada; prácticamente todo el inventario de su oficina ha quedado destrozado. Supone que «pasará mucho tiempo antes de que se hayan reparado todos los daños».
«Algunos habitantes de la ciudad lo perdieron todo con la invasión del EI; otros han visto cómo sus casas habían sido incendiadas y otros tuvieron incluso menos fortuna; en cualquier caso, todos tuvieron que dejar la ciudad durante dos años. No solo tenemos que reconstruir y reedificar la ciudad, sino que debemos abonar compensaciones por los daños sufridos. Actualmente, el Gobierno iraquí está en crisis; la comunidad internacional tendrá que ayudar a hacer que Irak vuelva a ser habitable».
«Antes de comenzar a recoger los pedazos, tendremos que registrar cuidadosamente los daños –expone el alcalde–. Además, no podemos comenzar con la reconstrucción porque el servicio de seguridad sospecha de que aún hay guerreros del EI en los pasadizos construidos en el subsuelo de la ciudad. Todavía no se ha registrado cada casa buscando pasadizos secretos. Recientemente, dos yihadistas de aspecto asiático fueron vistos en Qaraqosh; pero desaparecieron antes de que pudiéramos detenerlos«.
Entretanto, Manal Matti visita la iglesia de la Inmaculada Concepción, completamente calcinada. Se muestra sorprendida por los maniquíes que se encuentran por todo el recinto de la iglesia, acribillados a disparos. «Los yihadistas utilizaron la iglesia como campo de tiro, y los maniquíes como dianas», nos dice, horrorizada. «Los maniquíes han quedado completamente acribillados». Manal Matti tenía un salón de belleza, a pocos pasos de la catedral. Dice: «No sé si algún día los habitantes de Qaraqosh acudirán de nuevo a mi salón de belleza».
Desde 2014, ACN ha prestado ayudas a los cristianos de Irak por un valor de más de 20 millones de euros, para proyectos de ayuda de emergencia, formación escolar, alimentos y mantenimiento de los desplazados.