(Asia News) Los hindúes huyen porque el pueblo es mayoritariamente islámico y temen sufrir nuevas agresiones; los musulmanes se dieron a la fuga para evitar ser arrestados por la policía y para no ser incrinminados por violencia sectaria. El Pbro. Ignatius Rai, párroco de la catedral de la Asunción de Katmandú, explica a AsiaNews: «Todos los grupos religiosos son libres de profesar su fe, y debemos respetarnos unos a otros. Todo hecho de violencia y homicidio en nombre de la religión debe ser condenado».
La situación se precipitó el día de la fiesta del nacimiento de Mahoma [que fue celebrado el 12 de diciembre pasado – ndr], cuando Munnalal Yadav, hindú, fue apaleado hasta la muerte por algunos musulmanes por hallarlo «culpable» de haberse negado a aceptar la invitación a participar en las celebraciones.
El hombre fue asesinado y su hermano, Tilakram Yadav, de 52 años, quedó gravemente herido. «No pude huir, a causa de las heridas -cuenta- pero ya son más de 100 los hombres que han huido. El pueblo entero vive con miedo de que se produzcan venganzas y enfrentamientos entre hindúes y musulmanes». Nazima Badhai, de 60 años, agrega: «Mi marido y mi hijo huyeron después de los disturbios. En el pueblo sólo han quedado las mujeres con los niños y algunas personas muy ancianas. Somos pobres y estamos enfermos, y no podemos movernos de aquí». «Si alguien llegara a atacarnos -continúa con resignación- no sabríamos cómo defendernos. Esperamos que el Estado nos proteja».
En el pueblo de Bidhyanagar, situado en el distrito de Kapilvastu [que en el pasado fuera escenario de episodios de violencia sectaria entre las dos comunidades, ndr], viven 124 familias en total, de las cuales 100 son musulmanas y 24 hindúes. Los choques han provocado varios heridos y algunos policías fueron destinados al lugar a fin de restablecer el orden. Los agentes han arrestado a seis personas, pero las investigaciones se encuentran estancadas debido a la fuga de muchos sospechosos.
En el mismo día del festejo por el cumpleaños del profeta, sucedieron hechos similares en la localidad de Matehiya, en el distrito de Banke (en el sudoeste del país), provocando la muerte de dos personas. Los asesinatos han provocado todavía más violencia y el daño de viviendas y lugares de culto. Mientras el hijo del hindú asesinado en Bidhyanagar exige justicia para su padre y «que los musulmanes culpables sean castigados», el padre Rai invita a todos a «rezar por la paz y la tolerancia».