(Efe/infoCatólica) La petición de la delegación que viajó a Roma (formada, entre otros, por la presidenta del Parlamento balear, Xelo Huertas; el presidente del Consejo de Mallorca, Miquel Ensenyat, y el director general de Relaciones Institucionales del Gobierrno balear, Josep Enric Claverol) se produjo durante los saludos finales, al término de la audiencia general que el Papa presidió en la Plaza de San Pedro del Vaticano. «La delegación ha venido para reforzar la idea de que necesitamos, los mallorquines y los amantes de (la obra de) Ramon Llull, que entre en el catálogo de santos», dijo Jordi Gayà, comisario de la exposición Ramon Llull, 700 años de misión, que se inauguró ayer en la capital italiana. «Y no nos paramos aquí (...), creemos que tiene que ser doctor de la Iglesia», agregó.
La intención de la delegación es también transmitir su deseo al embajador de España ante la Santa Sede, Eduardo Gutiérrez Sáenz de Buruaga, en un encuentro que mantendrán hoy. El viaje se ha realizado pues con motivo de la inauguración en el Palacio de la Cancelleria de Roma de la muestra, que recorre la vida y obra del erudito mallorquín, «la primera persona que utilizó el catalán como lengua científica». Así, «Ramón Llull creo que es el personaje más maravilloso e importante que ha dado Mallorca; fue la primera persona que utilizó el catalán como lengua científica, esto es importantísimo, pero además nos abrió una cantidad de puertas desde la teología, la filosofía, el derecho o la medicina», señaló.
La exposición, que se podrá ver hasta el 20 de noviembre, explica, por ejemplo el diálogo que Llull mantuvo con el mundo musulmán y los intercambios culturales que se desarrollaron en su tiempo, a través de textos, grabados, pero también pinturas, esculturas y fotografías que ponen de manifiesto la potencia de su legado. Se trata de una iniciativa impulsada por el Obispado de Mallorca que tiene como objetivo desarrollar una visión pedagógica y didáctica para explicar quién fue Llull. «Hay un recorrido de lo que sería por una parte la vida y obra de Ramon Llull, después hay otra destacando más en profundidad lo que sería el arte de Ramon Llull; y hay una sala a continuación que sería un momento reflexivo del pasado, del presente y del futuro, sobre todo, de su obra», comentó por último Gayà.
Su vida
Ramón Llull nació en Palma de Mallorca entre finales de 1232 y comienzos de 1233, hijo de una familia de nobles instalados en la isla un año después de ser conquistada por Jaime I. Su lugar de nacimiento fue determinante para él, ya que Mallorca era en el momento un punto de encuentro de las tres culturas (cristiana, islámica y judía), que tanto le preocuparían en su actividad de adulto.
Su juventud estuvo muy relacionada con la corte y los placeres que eso comportaba. Casado con Blanca Picany en 1257, y padre de dos hijos, era senescal del futuro Jaime II de Mallorca, disfrutando de lujos, llevando una vida bohemia y alegre y teniendo relaciones con otras mujeres. Esta forma de vida liga su obra poética del momento con la poesía amorosa de tradición trovadoresca en provenzal.
A los treinta años, una serie de hechos, como la impresión que le causó un sermón sobre San Francisco de Asís, o la visión de Cristo en la cruz que se repitió hasta cinco veces, produjeron en su vida la conversión radical a Dios que le llevó a dejar su familia, sus bienes, y en definitiva toda su vida para retirarse nueve años a un monasterio para estudiar ciencias, filosofía, latín, árabe... Ramón Llull se planteó así tres objetivos: convertir a los infieles al cristianismo, escribir libros para difundir este ideal y fundar escuelas para enseñar las lenguas de los infieles a los demás misioneros.
En 1274 escribió su Libro de Contemplación y Art Abreujada d'atrobar veritat, dos de sus obras más trascendentes y representativas. Con el dinero ganado creó el monasterio de Miramar en Palma de Mallorca, como colegio para enseñar a los misioneros a cristianizar a los árabes. En 1288 recibió el título de doctor (magister) en la Universidad de París, pero él entonces buscaba la creación de nuevos centros de formación de misioneros y el proyecto de una gran cruzada, que pese a que pidió numerosas veces, fue rechazado por reyes y papas. Es por esto que decidió ingresar en 1295 en los franciscanos, pensando que tal vez siendo monje podría llevar a cabos sus ideas, y así, entró a formar parte de la Orden Tercera Franciscana.
Ramón Llull no cesó en sus labores misioneras viajando por la costa sur del Mediterráneo, en el norte de África, etc. Su papel era cada vez más importante en la Iglesia del momento, llegando incluso a ser convocado en Concilios como el organizado en 1308 por el papa Clemente V, donde se trató si correspondía realizar una nueva Cruzada o si los templarios debían ser ejecutados en la hoguera. La nueva cruzada fue rechazada pero la propuesta de Llull acerca de nuevos colegios para enseñar a los misioneros el hebreo, el árabe y lenguas orientales fue aceptada esta vez.
Su última actividad como misionero se dio en Túnez (1314-1316), donde parece ser que fue martirizado por unos árabes en su vuelta a Mallorca, aunque se dice que murió en su ciudad natal, donde fue enterrado en el convento de San Francisco.