(AICA) La Conferencia, organizada por el Consejo Pontificio de la Cultura, que preside el cardenal Gianfranco Ravasi, llevará por lema: «Entrénate en el juego de la vida, como lo haces en el juego del deporte» y tiene por objetivo crear un lugar donde los líderes de opinión de diferentes credos religiosos, deportistas, empresarios, académicos y medios de comunicación, puedan dialogar sobre cómo la fe y el deporte pueden trabajar juntos para servir mejor a la humanidad.
Durante la presentación del Encuentro que tuvo lugar en la Sala de Prensa de la Santa Sede, el cardenal Ravasi afirmó que el deporte «es una manifestación de creatividad, fantasía y potencialidad. Esta actividad tan noble puede degenerar a través de elementos devastadores bien conocidos. Pero el deporte, desde sus orígenes hasta nuestros días, es parte de la paideia, ese proceso de creatividad y evolución».
Desde el dicasterio de la Cultura explican que «la fe religiosa y el deporte son motores fundamentales de la sociedad global. Ambos comparten un propósito común en la promoción de los valores humanos y ambos tienen un rol importante para llevar a cabo. La Conferencia pretende analizar cómo la fe y el deporte pueden aprovechar su gran influencia para promover los valores positivos, para inspirar a la juventud y hacer contribuciones para mejorar la humanidad».
La reunión de tres días continuará en el Aula del Sínodo los días 6 y 7 de octubre donde participarán invitados especiales, con sesiones temáticas y sesiones plenarias. Se prevé publicar una Declaración final.
Entre los socios fundadores de la Conferencia de octubre se encuentra la Compañía Allianza cuyo director ejecutivo, Oliver Bäte, manifiesta en un comunicado su convicción de que ese acontecimiento será la piedra angular de un movimiento global que construya puentes entre las personas y contribuya a transformar sus vidas.
Por su parte monseñor Melchor Sánchez de Toca, subsecretario del Consejo Pontificio de la Cultura afirmó que ésta es la primera vez que el deporte y la fe se dan cita a un nivel tan elevado. «No es un hecho aislado –subrayó-. La idea es crear un movimiento del que se haga eco todo el mundo, independientemente de su fe, su cultura o su pertenencia geográfica».