(Aica) A pesar de que huyen de la guerra y de la persecución religiosa en sus países de origen, cuando llegan a Europa se encuentran con la misma situación. Esto es lo que están viviendo los refugiados cristianos que llegaron a Alemania en busca de ayuda y que en vez de acabarse su pesadilla se encuentran con que siguen sufriendo en su propia piel el ataque del islamismo radical, pero esta vez en los centros de acogida en los que conviven con refugiados musulmanes.
Unos de los estudios mostró que el 88% fue acosado por motivos religiosos y recibieron amenazas de muerte por no participar en las oraciones de los musulmanes.
Especialmente compleja es la situación de quienes originariamente eran musulmanes y se convirtieron al cristianismo, señalaron las dos iglesias, que basan esas conclusiones en unas encuestas internas, aunque no mencionan cifras concretas.
De acuerdo con su informe, algunos refugiados cristianos dicen llegar a temer por su vida si declaran su religión o practican abiertamente su culto.
La situación es especialmente compleja en algunos albergues de Berlín, donde denunciaron casos de discriminación por parte del personal de seguridad privado, en muchos casos musulmanes, o también por los intérpretes encargados de tramitar su documentación.
A pesar de las crecientes denuncias de este problema por parte de los medios, las organizaciones benéficas, las asociaciones por los derechos humanos, los líderes de la Iglesia y las organizaciones cristianas, las autoridades y los políticos alemanes; casi nunca inician una investigación.
Alemania recibió en 2015 alrededor de 1,1 millones de solicitantes de asilo, cifra récord en la historia reciente del país, después de los cerca de 438.000 refugiados que acogió en 1992, en pleno conflicto de los Balcanes.
La llegada de esos contingentes representaron un desafío social y logístico en el país, con las autoridades desbordadas por la situación y sin albergues suficientes para hospedarlos.
Estos flujos remitieron desde principios de año, a raíz del cierre de la llamada ruta de los Balcanes y también del acuerdo alcanzado entre la Unión Europea y Turquía para deportar a ese país a los peticionarios llegados ilegalmente a Grecia.
Según cifras difundidas recientemente por el ministerio del Interior, en el primer semestre de este 2016 llegaron al país otros 222.200 solicitantes de asilo.