(Zenit) Deseo mucho encontrarme con vosotros –indica Francisco– para ofrecer al mundo un nuevo signo de armonía, «un mosaico de rostros diferentes, de tantas razas, lenguas, pueblos y culturas, pero todos unidos en el nombre de Jesús, que es el Rostro de la Misericordia».
En el vídeo mensaje, el Santo Padre subraya que «todo va a estar marcado por el signo de la misericordia, en este Año jubilar, y por la memoria agradecida y devota de san Juan Pablo II, que fue el artífice de la Jornada Mundial de la Juventud, y fue el guía del pueblo polaco en su reciente camino histórico hacia libertad».
A los jóvenes polacos les asegura que sabe que desde hace tiempo están preparando «sobre todo con la oración, el gran encuentro de Cracovia». Por eso, les agradece de corazón todo lo que están haciendo y el amor con el que lo hacen. Desde ahora –dice Francisco– os abrazo y os bendigo.
Se dirige también a los jóvenes de toda Europa, África, América, Asia y Oceanía, bendiciendo sus países, sus deseos y sus pasos hacia Cracovia, «para que sean una peregrinación de fe y de fraternidad». Al respecto, el Pontífice manifiesta su deseo de que el Señor Jesús les conceda la gracia de experimentar sus palabras: «Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia», lema de esta JMJ.
Finalmente se dirige a los «queridos hijos e hijas de la nación polaca». En esta línea, el Santo Padre asegura sentir que es «un gran don del Señor el estar entre vosotros». Porque, explica Francisco, son un pueblo que en su historia ha atravesado tantas pruebas, algunas muy duras, y ha salido adelante con la fuerza de la fe, sostenido por la mano materna de la Virgen María.
Al respecto, el Pontífice se muestra convencido de que la peregrinación al Santuario de Częstochowa será para él «una inmersión en esta fe probada, que me hará mucho bien».
Para concluir este mensaje, que sirve con anticipo a la llegada del Santo Padre a Cracovia el próximo 27 de junio, Francisco da las gracias por las oraciones con las que están preparando su visita. También agradece a los obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas, fieles laicos y especialmente a las familias, «a las que llevo en espíritu la Exhortación apostólica postsinodal Amoris laetitia». De este modo, quiere recordar que la «salud» moral y espiritual de una nación se ve por sus familias. Por eso, «san Juan Pablo II se interesaba especialmente por los novios, los jóvenes esposos y por las familias». Y así, Francisco les invita a continuar por este camino.
«Permanezcamos unidos en la oración. ¡Y nos vemos en Polonia!», exclama el Papa.