(Zenit) El Santo Padre, explica el purpurado, «va a los países caucásicos con gran humildad, tratando sobre todo de escuchar, de entender y, consecuentemente, de animar cada iniciativa de diálogo y apertura hacia el otro».
A propósito de la situación en el Nagorno Karabakh (región en disputa desde hace decenios entre Azerbaiyán y Armenia) a la que el Pontífice hizo referencia durante el viaje de regreso de Armenia, el cardenal Parolin recuerda que «existe ya un instrumento internacional creado por el Osce y llamado el Grupo de Minsk», deseando un lanzamiento de las iniciativas diplomáticas.
Comentando la firma conjunta del documento programático de parte de Francisco y del Catholicos Karekin II, el secretario de Estado ha observado que, de tal forma, «se confirma que, a pesar de las persistentes divisiones entre cristianos, lo que une es mucho más que lo que divide y se reitera la importancia de desarrollar una profunda y colaboración más incisiva no solo en campo teológico, sino también en la oración y en una cooperación activa a nivel local».
La definición de «genocidio», subrayada por el Papa durante el viaje en Armenia, recuerda Parolin, fue explícita «para expresar la propia cercanía» a un pueblo herido pero, sobre todo, por el «profundo deseo que desde todas las partes, y por tanto también del lado de quien ha sufrido grandes injusticias en el pasado, nos encaminamos hacia una sincera apertura y haya voluntad de buscar, al menos gradualmente, perdón y reconciliación».
Sobre la complicada situación actual en Oriente Medio, el purpurado ha lanzado un llamamiento a un esfuerzo de convivencia pacífica entre las comunidades religiosas, mientras que, en presencia de la persecución anticristiana en la región, «serán necesarios grandes gestos de generosidad de parte de la comunidad internacional, para restablecer lo antes posible la vida ordinaria en esas tierras golpeadas».
Brexit
En conclusión, con referencia a la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea, Parolin ha definido el voto del referéndum británico, una «sacudida que ha puesto en evidencia cómo en el continente hay una pluralidad de instancias que necesitan debatir» para una «reflexión más profunda», en un contexto en el que las Iglesias y las comunidades cristianas pueden tener «un rol importante» también para «superar las diferencias y construir esos puentes de los que no solo Europa, sino todo el mundo tiene gran necesidad»