(Gaudium Press/InfoCatólica) Lo que numerosos académicos advirtieron en 2012 sobre el llamado «Papiro de la esposa de Jesús» es ahora confirmado por su principal divulgadora, la historiadora Karen King: El texto corresponde a una falsificación. De hecho se trata de una falsificación muy bien ejecutada, que consiguió burlar las pruebas de Carbono 14 pero no logró convencer a los expertos ni resolver las graves dudas sobre su origen.
Durante el X Congreso Internacional de Estudios Coptos realizado en Roma en septiembre de 2012, un fragmento de papiro fue noticia internacional por contener la expresión «mi esposa» en boca de Jesús. Los estudiosos advirtieron inmediatamente que el texto no significaba ningún aporte sobre la historia de Jesús por tratarse –en caso de que fuera auténtico– de un escrito gnóstico con gran influencia de otros ya conocidos.
El texto en cuestión es un fragmento de un papiro escrito en idioma copto en Egipto. Tiene un alto de 4,5 centímetros por 9 centímetros de largo. Contiene las frases «Jesús les dijo: mi esposa» y «ella será mi discípula». No se conoce el origen del fragmento, pero fue examinado por primera vez en 1980. Parece ser del siglo IV, su dueño permanece anónimo e intentó vender su colección a la Universidad de Harvard.
La pequeña porción de papiro fue objeto de análisis sobre su contenido, que ubicaron los fragmentos como pertenecientes al llamado «Evangelio de Tomás», copiados, incluso con los mismos errores, de una edición interlineal publicada en Internet. Las dudas de autenticidad del texto se generaron por el uso de un papel auténticamente antiguo (posiblemente del siglo VII) y el uso de una tinta de carbón fabricada con los métodos de la época. La escritura imita el tipo de letra del siglo IV, pero no coincide con los tipos de letra registrados, identificándose con el tipo de caligrafía de un texto de la ciudad de Licópolis en Egipto del cual se demostró su falsedad.
Los análisis de Carbono 14 establecieron la edad del papel, pero no de la tinta, ya que se habría requerido destruir parte del texto para su examen. la técnica usada para la falsificación fue la de «collage» o «patchwork» que según un estudio publicado en la revista New Testament Studies sugiere un autor moderno con conocimientos limitados del idioma copto. «El tiempo arrojará más luz sobre la identidad y motivación del falsario responsable de GJW (iniciales del nombre mediático del papiro). Pero a la espera de esas aclaraciones, al menos podemos decir con certeza que «El Evangelio de la mujer de Jesús» es una falsificación que no tiene cabida en ninguna discusión acerca del cristianismo antiguo», concluye la publicación.
La reciente publicación de The Atlantic subrayó las dudas sobre otro de los asuntos no resueltos de la historia: la dudosa procedencia del papiro, recibido por King de manos de un coleccionista anónimo. La investigación recorrió la historia reportada por King, cuyos protagonistas conocidos ya habían fallecido y cuyos únicos documentos eran una copia de una factura y la copia de una copia de una transacción. El periodista Ariel Sabar identificó al probable propietario como Walter Fritz, un estadounidense con supuestos estudios de egiptología –que negó al ser entrevistado– y quien afirmó no tener vínculo alguno con el documento. La historia reportada del documento resultó ser bastante dudosa y cuando Karen King fue confrontada con la investigación admitió. «Esto inclina la balanza hacia la falsificación».
Esta frase era probablemente el último elemento faltante para cerrar el caso del que los expertos ya habían denunciado como otro falso escándalo internacional sobre la figura de Jesucristo.