(Asia News) Buddhapriya Mohathero, asistente del director del monasterio, explica a AsiaNews: «Hemos lanzado esta iniciativa con un espíritu insólito. Madre Teresa dijo que se encuentra a Dios sirviendo a los hombres, y nosotros fuimos inspirados por este mensaje».
El monje afirma que las cajas para el Iftar son distribuidas a los musulmanes más pobres, que viven en las cercanías del monasterio y que no pueden permitirse comprar comida. Muchos de ellos trabajan arrastrando los risció (taxis-carritos, que son tirados a mano) y viven la jornada como pueden: «Durante el sagrado Ramadán- cuenta Buddhapruya Mohathero- cada día entregan quinientas cajas para el Iftar».
Los paquetes, informan los monjes, contienen comidas típicas del Iftar bangladesí, como las patatas cortadas en pedazos, peyaju (guiso de cebollas) y beguni (hecha con berenjenas), chhla-boot (lentejas), muri (arroz al vapor) y jalapi (un dulce hecho con jarabe de azúcar).
Comerlas da gusto
Abdul Hamud, un musulmán, afirma: «Vengo cada día para recoger el Iftar y ellos los donan con sinceridad. Estoy muy agradecido a estos monjes». Farud Islam, otro fiel islámico, parecía la cocina de los budistas: «Las comidas que ponen en las cajas son muy buenas, comerlas da gusto».
Shuddahananda Mahathero, otro monje dice: «Creemos en la paz que viene de la armonía pero los lamentos de las minorías en Bangladesh son cada día más fuertes. Nuestro país pertenece a todas las personas de fe y no pensamos estar haciendo mal a nadie- Entonces, ¿por qué somos perseguidos?»
El religioso explica que el budismo está presente en Bangladesh desde hace miles de años, pero sus fieles son una minoría (cerca del 0,7%) y su número está en continua disminución.
El monasterio de Dharmarajika fue fundado en 1960 y es muy famoso en Dacca por las obras que son llevadas a cabo por los monjes en el ámbito social. En las instalaciones, los religiosos cuentan con un orfanato, una escuela y una clínica.