(Fides) La mujer ha sido castiga y azotada en la ciudad de Takengon, en la provincia de Aceh por ser declarada culpable por un tribunal islámico de haber vendido alcohol, después de que la policía le confiscase 50 botellas alcohólicas en su tienda. Sinaga ha sido condenada a 30 latigazos.
En Aceh, la sharia está reservada a los ciudadanos musulmanes, peor los no musulmanes también pueden optar por someterse a ella. Según han aclarado algunas autoridades locales, la mujer ha elegido voluntariamente la flagelación, pensando que la alternativa sería peor: un período de detención, de acuerdo con la legislación vigente. En 2015, de hecho, el gobierno de Indonesia ha prohibido la venta de alcohol en las tiendas pequeñas.
En el 2002, para apaciguar las turbulencias independentistas, el gobierno central de Indonesia concedió a la provincia de Aceh, hogar de 4,7 millones de personas de mayoría musulmana, un régimen de «autonomía especial». El nuevo Código Penal Islámico se aprobó en la provincia en 2014 y entró en vigor en octubre de 2015.
El Código castiga con flagelación las relaciones sexuales fuera del matrimonio, el consumo o la venta de alcohol, juegos de azar. Según la Ong indonesa «Kontras», que defiende y promueve los derechos humanos, «la flagelación es una práctica inhumana y es una forma de tortura que no debe ser permitida en Indonesia».