(ACI Prensa) «¿No hay problemas más serios, más graves en México, para estarse ocupando de estas cosas de minorías?», cuestionó el cardenal Sandoval Íñiguez en un reciente video mensaje.
«¿No hay problemas tan graves en México como la pobreza creciente, la corrupción generalizada –sobre todo en las esferas del gobierno con descaro y desvergüenza–, los cárteles, la droga, los asesinatos, los secuestros, la educación de ínfima calidad, los maestros descontentos, politizados, ausentes de las aulas, etc.?».
Peña Nieto anunció el 17 de mayo que promoverá una reforma constitucional para que el «matrimonio» gay sea legal en todo el país, y trabajará en una modificación en el Código Civil Federal para que las parejas homosexuales puedan adoptar niños.
Agenda internacional
El purpurado mexicano criticó que «el presidente de un gran país como en México se ocupe de estas cosas, para ganar seguramente alguna popularidad, y descuide los graves problemas que nos agobian».
«¿Es tan fuerte la presión que viene de afuera? Porque esta es una agenda internacional. La de acabar con la moral, con el matrimonio como obra de Dios», señaló.
La presión internacional obliga a gobiernos «débiles y endeudados, como el nuestro» a aceptar agendas como la del matrimonio gay, lamentó.
Otra posibilidad que el Arzobispo emérito de Guadalajara considera para la decisión de Peña Nieto es que se trate de «una distracción». «¿Habrá otros problemas, otras medidas peores por ahí y nos están distrayendo?», cuestionó.
La Suprema Corte no debe legislar
El cardenal Sandoval Íñiguez criticó además a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), que desde hace algunos años «no solamente juzga, que para eso está, sino que también legisla y hace mociones y hace propuestas».
La SCJN abrió las puertas al aborto en Ciudad de México y recientemente declaró inconstitucional cualquier ley estatal que defina el matrimonio como la unión entre hombre y mujer.
«La Suprema Corte no es para legislar», indicó el cardenal mexicano, pues para eso están los diputados y senadores, y con sus medidas «está sofocando la democracia».
El prelado criticó también que se busque silenciar la opinión de la Iglesia:
«Que hablen de los católicos mexicanos, que somos mayoría, y que tenemos derecho a hablar. No nos pueden callar, en una sociedad democrática, aunque sea de fachada esta democracia, tenemos derecho a hablar y a expresar nuestros puntos de vista».
«Cuando se llegue a un estado totalitario, al cual se encamina México a pasos agigantados, pues a lo mejor nos vamos a callar. Pero ahorita, mientras el esquema sea democrático, tenemos derecho a hablar», dijo.