(Asia News) El pedido llega a pocos días del último episodio de discriminación contra un cristiano en su lugar de trabajo. A Qaisar Jahan, que trabaja en la MC Girls High School de Faisalabad distribuyendo y sirviendo agua a las estudiantes, le fue impedido desarrollar su trabajo por ser cristiano. La directora, de hecho, apenas supo de su pertenencia religiosa, le impuso encargarse de las tareas de limpieza y le impidió seguir distribuyendo el agua. Lala Robin Daniel, que sigue el caso, envió una carta de protesta al Distrito de Educación, recordando el Art. 27 de la Constitución, que dice: «Ningún ciudadano, calificado para un empleo al servicio de Pakistán, puede ser discriminado en función de su raza, religión, casta, sexo, residencia y lugar de nacimiento».
Del documento surge claramente -continúa Daniel- que el trabajo está sujeto a la Constitución, y esto vuelve a los gobiernos federales y provinciales responsables de la actuación de las leyes y de las reglamentaciones en dicha materia. Cosa, que por el momento no sucede. Por otro lado -afirma el activista-, el trabajo está asimismo tutelado por la Convención n° 87 compilada por la Organización internacional del trabajo (OIT) , suscripta por Pakistán. Como si esto no bastara -continúa Daniel-, la Corte federal Shariat (que se ocupa de controlar que las leyes del Estado estén de acuerdo con la sharia) publicó un acto por el cual «pide al Estado intervenir en cualquier caso en que el empleador no respete el deber, atribuido por la sharia, de tratar al empleado como un hermano».