(Fides) «Nuestra congregación» explica la hermana Luigina Sako, superiora de la casa romana de las hermanas caldeas Hijas de María, «está presente en Teherán desde 1963. Antes de la Revolución Islámica teníamos abierta también una escuela. El monasterio está unido a la parroquia dedicada a la Virgen María. Ahora, después de una interrupción de más de dos años, las hermanas continuarán su trabajo pastoral entre la gente, en las parroquias».
El monasterio, por ahora acogerá a dos religiosas, la hermana Batul y la hermana Liliana, que antes del cierre formaba parte de la comunidad de Teherán desde hacía muchos años. La Archieparquía caldea de Teherán, que en 2014 tenía seis parroquias y 2500 bautizados, actualmente está encabezada por el arzobispo Ramzi Garmou.