(Avan/InfoCatólica) En la misa que presidióen la catedral de Valencia, con motivo de la festividad de la Sagrada Familia, en la que se celebra también la Jornada por la Familia y la Vida, el purpurado señaló que «todo lo que deteriore la familia es destrucción y envejecimiento».
En su homilía, el arzobispo de Valencia subrayó que hoy «vivimos un tiempo en que los padres y los hijos no encuentran el favor de una cultura que estime la institución familiar y en el que la familia y el matrimonio no son centro de especiales preocupaciones», a pesar de que en la familia, que se funda en el matrimonio de un hombre y una mujer, «nos jugamos el futuro del hombre y de toda la sociedad».
Por ello, pidio no escatimar «esfuerzos en la defensa y promoción de la verdad de la familia, con Cristo en el centro», y advirtió también que «no cabe dejarse condicionar por posiciones que, bajo capa de progreso y modernidad, están dificultando potenciar la familia».
Al contrario, la defensa y promoción de la familia «es la cuestión social más prioritaria en estos momentos», agregó el cardenal, que aseguró que «todos tenemos una responsabilidad muy grande en ello, la Iglesia, la sociedad, la escuela, los medios de comunicación, los partidos políticos, los legisladores. Es de una urgencia inaplazable defender la familia, promoverla».
De no hacerlo, «se nos pedirá cuenta no sólo por las generaciones venideras, que nos declararán culpables ante la historia, sino por Dios mismo», aseveró.
Además, el purpurado recordó también a todos los cristianos que «tenemos el deber los creyentes de orar por las familias y de enseñar a orar en el seno familiar. Así, todo será nuevo y distinto».
Por el contrario, «no se podrá hacer una sociedad nueva, como reclaman ahora ciertos sectores en España, con ideologías que no potencien y fortalezcan las familias», concluyó el cardenal.