(Zenit/RV) En la Misa participaron exclusivamente los huéspedes de los centros de acogida de Cáritas, acompañados por algunos voluntarios y trabajadores.
Durante la homilía pronunciada sin papeles, el Papa pidió que «el Señor abra la puerta de nuestro corazón. A todos, todos lo necesitamos. Todos somos pecadores. Todos necesitamos escuchar la palabra del Señor y que el Señor venga». «Dios viene a salvarnos. No encuentra una mejor manera de hacerlo que caminar con nosotros, hacer nuestra vida», añadió.
El Santo Padre dijo dónde está Jesús:.
«Jesús está en la humildad. El amor de Jesús es grande. Por esto hoy, al abrir esta puerta santa, yo quisiera que el Espíritu Santo abriera el corazón de todos los romanos y les hiciera entender el camino de la salvación, que no está en el lujo, no es el camino de las grandes riquezas, no es el camino del poder, es el camino de la humildad. Los más pobres, los enfermos, los carcelados... Pero Jesús dice aún más, los más pecadores si se arrepienten nos precederán en el cielo. Ellos tienen la llave. Aquel que hace la caridad y aquel que se deja abrazar de la misericordia del Señor».
El Papa pidió al Señor que «nos haga entender que el camino de la riqueza, de la vanidad y del orgullo no son caminos de salvación». «Que el Señor nos dé a entender que su caricia de Padre, su misericordia, su perdón existe cuando nos acercamos a los que sufren, los rechazados por la sociedad. Allí está Jesús», prosiguió. «Esta puerta es la Puerta de la Caridad, la puerta donde son asistidos muchos muchos descartados... Que nos haga entender que también sería bueno que cada uno de nosotros, cada uno de los romanos, se sintiera descartado», concluyó.
El albergue «Don Luigi di Liegro» y el comedor «San Juan Pablo II» son dos instalaciones de acogida para personas sin techo: el primero hospeda a 195 personas cada noche y al comedor van 500 personas por la tarde.