(EP/InfoCatólica) «Algunos pensaban que iba a venir el Sínodo e iba a decir que los divorciados vueltos a casar pueden comulgar. Eso no ha sido y es imposible porque es contradecir la fe de la Iglesia. Si para comulgar hay que estar en gracia de Dios y el divorcio y las nuevas nupcias es adulterio, ¿nosotros quienes somos para rectificar la palabra de Jesucristo? Es imposible que el Sínodo puediera decirlo y que el Papa pueda decirlo porque no tenemos autoridad sobre la palabra de Dios», ha subrayado.
Durante su programa Sexto continente en Radio María, al que ha tenido acceso Europa Press, Mons. Munilla ha criticado este lunes que ha habido «manipulaciones mediáticas» del Sínodo y ha negado que esta Asamblea General haya abierto la comunión a los divorciados. «Es absolutamente falso», ha subrayado.
El tema no aparece en el documento
El obispo ha precisado que «en todo el documento ni se menta el tema de la comunión a los divorciados» sino que se habla del acompañamiento de los sacerdotes a estas personas para que estén más intregradas en las comunidades cristianas, «evitando toda ocasión de escándalo».
En todo caso, según indica, la novedad que se introduce es una llamada a discernir cuáles de las diversas formas de exclusión actualmente practicadas en los ámbitos litúrgico, educativo, pastoral e institucional pueden ser superadas y, a su juicio, no se refiere en ningún caso a comulgar sino a otras cuestiones «disciplinares» como «si un profesor de Religión divorciado y vuelto a casar puede seguir siéndolo» o «si una persona en esta situación puede ser padrino de bautizo».
El único caso en el que los divorciados que se han vuelto a casar podrían ser absueltos por la Iglesia y podrían comulgar durante la Eucaristía, según ha matizado citando la Exhortación Apostólica del Papa Juan Pablo II Familiaris Consortio, sería aquel en el se constata que es «humanamente imposible» que los cónyuges separados vuelvan a juntarse y siempre que estos «asuman el compromiso de vivir en continencia, absteniéndose de los actos propios de los esposos».
Mons. Munilla también se refirió al tema de las personas homosexuales y dijo que el Sínodo ha puesto una especial atención en la no discriminación y en el acompañamiento a las familias de estas personas. «La Iglesia sabe que tienen dentro una cruz», señaló. Además, pidió que «por favor no se compare una unión homosexual con una unión entre hombre y mujer» y puso de relieve la denuncia que hace el Sínodo a las «presiones de organismos internacionales que condicionan ayudas financieras a la inclusión en las leyes del matrimonio entre personas del mismo sexo».
Por otro lado, el obispo de San Sebastián recuerda que los padres sinodales denuncian en el documento la ideología de género y rechazan «con todas sus fuerzas» las acciones en favor de la anticoncepción, la esterilización y el aborto.
Para Mons. Munilla, un problema básico es que hay personas que «no creen en la verdad moral» pero que, al mismo tiempo, piden a la Iglesia «misericordia» y ha pedido no hacer «trampas». «Si usted está a favor de la anticoncepción, ha asumido la ideología de género, el homosexualismo, usted no va a conjugar la verdad moral con la caridad, sino que va a manipular la misericordia y la caridad para negar la verdad moral», ha advertido.
La no gradualidad de la ley
Por otra parte, el obispo indica que aunque es cierto que las proposiciones del Sinodo no mentan el tema de la comunión de los divorciados, ponen unas bases para el acompañamiento personalizado, en las que al invocar la “no gradualidad de la ley” (FC 34), excluyen la posibilidad de que alguien pueda pretender apoyarse en el Sinodo para defender la comunión a los divorciados vueltos a casar que no han superado una situación que contradiga la indisolubilidad del matrimonio. El principio de Familiaris Consortio resulta clarificador para entender el espíritu de un acompañamiento, así como sus límites: «Sí a la ley de la gradualidad, pero no a la gradualidad de la ley».