(Efe) Aunque el jurado ha considerado a Nicolas Bonnemaison responsable de los hechos, sucedidos entre 2010 y 2011, no irá a la cárcel si en el futuro no se le condena por otro delito. El Colegio de Médicos ya lo había castigado con la exclusión de ejercer la profesión en junio de 2014, poco después de su absolución en primera instancia.
Bonnemaison, de 54 años, había conseguido la absolución en primera instancia cuando fue juzgado en Pau, pero el Ministerio Público recurrió la sentencia por considerar que el médico se había saltado todas las reglas y todos los protocolos.
En su requisitoria, el fiscal Olivier Tcherkessoff insistió en que, más allá de que el doctor actuara «por compasión o por ceguera» ante el sufrimiento de enfermos incurables, ello no resta «la intención criminal».
Ante los miembros del jurado, Tcherkessoff se esforzó en diferenciar lo que son las prácticas de sedación que el personal sanitario utiliza con pacientes en esa situación, con todas las barreras y controles para evitar abusos, del comportamiento de Bonnemaison. Así, resaltó que el médico no anotaba nada del proceso, no consultaba a las familias y se hacía con los fármacos letales con secretismo. «¿Por qué ese silencio completo, si no es por la voluntad de esconder lo que prescribe y administra a escondidas?», añadió.
Le reprochó haberse encerrado «en su propia lógica» y en su «omnipotencia», «convencido de que hace el bien cuando hace el mal y nadie puede decirle nada, porque actuaba solo».