(Fides) El incendio de la tumba ocurrió el pasado viernes, 16 de octubre, a manos de unos jóvenes palestinos. El Patriarca afirma:
«Este ataque constituye una profanación intolerable. Los lugares santos, ya sean cristianos, hebreos o musulmanes, deben ser respetados, sin condiciones. El ciclo de violencia y de represalias, que parece haberse convertido en lo normal, debe terminar, si se quieren evitar consecuencias terribles».
Para evitar que la tensión social y política, que ya está provocando desordenes graves y varias víctimas, degenere en una «guerra civil» abierta, el Patriarcado latino de Jerusalén invita a mantener la calma a todas las partes en causa: «Un diálogo sincero y razonable, para encontrar soluciones justas y ecuas, basadas en el principio de dos Estados, es más necesario que nunca», concluye el texto del comunicado.