(Life Site News/InfoCatólica) Las declaraciones del arzobispo Paul-Andre Durocher llegaron en respuesta a la pregunta de un periodista sobre si el referido asunto concierne a la disciplina de la Iglesia, que podría cambiar, o a la doctrina, que es fija.
«Para ser sincero, puede que haya diferencias de opinión a ese respecto», dijo Durocher. «Seamos sinceros. ¿Es una cuestión de doctrina, o de disciplina? Creo que esa va a ser, probablemente, una de las cuestiones que será debatida en los círculos menores».
Y añadió: «Si quiere doctrina, lea a Denzinger».
Cuando el arzobispo Durocher salía de la conferencia de prensa, el padre Nicholas Gregoris se acercó a él y le preguntó sobre sus declaraciones.
«Le dije que creo que es muy peligroso afirmar que la Iglesia puede cambiar sus enseñanzas sobre divorcio y comunión», reveló el padre Gregoris a LifeSiteNews. En concreto, el sacerdote le recordó al arzobispo que «el conciliarismo es una herejía», refiriéndose a la idea de que el consejo eclesial pueda cambiar la doctrina establecida independientemente del papa.
El padre Gregoris admitió que se encontraba «inquieto» por los comentarios del arzobispo, pero adujo que «hablar apasionadamente» no es un crimen.
El obispo le ignoró
Según aseguran el propio sacerdote y otros testigos, el arzobispo Durocher respondió muy brevemente y se fue.
«[No dijo] nada sustancial en respuesta a mis críticas», explicó el sacerdote. «Básicamente me ignoró y me dio la espalda».
«Como Obispo, como alguien que forma parte del Magisterio, flaco servicio le hizo al Magisterio con sus actos», explicó. «Es embarazoso y ridículo. Deberíamos poder oír la verdad de nuestros obispos».
Expulsado sin explicación
El 7 de octubre, cuando el padre Gregoris volvía a la sala Stampa para la conferencia de prensa de la una de la tarde, se le detuvo y se le indicó que debía devolver su autorización de prensa. «Me dijeron que ya no era bienvenido en la Sala Stampa y tuve que irme», contó el padre Gregoris.
«No me dieron ninguna explicación», añadió. «El (portavoz vaticano) padre Lombardi no me dijo nada. Fueron dos representantes suyos». Dijo que fue «embarazoso», especialmente por el hecho de que él llevaba alzacuellos, y porque todo había ocurrido delante de otros colegas.
El padre Gregoris está en Roma como corresponsal freelance de Catholic World Report, Catholic Voice de Irlanda y The Catholic Response, y ha escrito previamente en numerosos medios, incluído L’Osservatore Romano, el periódico del Vaticano.
Asimismo, ha ido a Roma desde su juventud, y se doctoró en teología por una universidad romana. Fue ordenado sacerdote en 1997 y empezó a cubrir eventos en el Vaticano en 1999. Durante el Sínodo Extraordinario de la Familia, el año pasado, escribió para Catholic News Service.
Este martes, el padre Gregoris publicó un artículo en Catholic World Report en el que expresa su preocupación sobre una intervención del Papa Francisco en la sala sinodal. Considera que esta intervención del papa debilita el sólido informe que el Cardenal Peter Erdo presentó en la apertura del Sínodo, el pasado lunes. Hacia el final del artículo, critica los comentarios del arzobispo Durocher sobre la comunión a divorciados vueltos a casar.
«Creo que es mala señal si no podemos tener libertad de expresión», dijo a LifeSiteNews. «No creo que las emociones sean un crimen. Si alguien me habla apasionadamente de un tema, no me lo voy a tomar personalmente. Podemos discrepar, podemos tener libertad de expresión».
«No creo que el Vaticano deba actuar como la Gestapo», añadió. «Han hecho una montaña de un grano de arena. Lo han empeorado».
El padre Gregoris añadió también que varios periodistas se acercaron a él después del incidente «y me dieron las gracias por tener el valor de decir lo que dije».
A una pregunta de LifeSiteNews sobre su comentario, el arzobispo Durocher contestó que «no tenía nada que ver con eso y no tenía ningún comentario que hacer». La oficina de prensa vaticana no ha querido responder a nuestras preguntas.
LifeSiteNews ha podido saber que, después de que el padre Gregoris perdiera su credencial, se le denegó también a otro periodista, en este caso de una revista católica ortodoxa estadounidense.
Traducido por Cristina Moreno Alconchel, del equipo de traducción de InfoCatólica