(Catholic Herald) El mayor énfasis en las discusiones de los grupos pequeños (lingüísticos) y la incorporación de su trabajo al borrador final del Sínodo está ayudando a reducir las sospechas de un Sínodo manipulado, ha dicho uno de los cuatro presidentes de la asamblea sinodal.
El cardenal Wilfried Napier, arzobispo de Durban (República Sudafricana), ha manifestado al «Catholic News Service» (CNS): «Creo que esta vez estamos alerta y también que el Secretario del Sínodo (cardenal Lorenzo Baldisseri) está al corriente de estas sospechas y, por ello, creo que habrá un acercamiento al Sínodo más abierto».
Como miembro del Consejo Ordinario del Sínodo, el Cardenal Napier participó en el grupo que diseñó este Sínodo General de Obispos sobre la familia, así como el extraordinario del año anterior.
El año pasado, el Card. Napier ya había criticado con toda claridad la publicación de un llamado «Informe Intermedio» (preliminar), durante el Sínodo, así como la decisión de no facilitar resúmenes informativos sobre lo que los participantes manifestaban en la sala del Sínodo. Él y otros Padres Sinodales ya comentaron que ese «Informe Intermedio» no reflejaba con detalle los puntos de vista de la asamblea y, así, la prensa no tenía forma de asegurar la exactitud del informe.
Hablando al CNS (Servicio Católico de Noticias), meramente como espectador sobre el Sínodo de este año, el Card. Napier dijo que le había parecido muy raro que el año anterior la prensa ya dispusiese de ese «Informe Intermedio» antes de que los temas hubiesen sido discutidos completamente en el Sínodo.
Esto significó que a la prensa «se le dio una dirección que solo pudo salir del interior y, por tanto, hizo crecer la sospecha –que en este momento no es tan fuerte como lo fue antes, en el periodo entre ambos sínodos- «de que alguna manipulación estaba en marcha», manifestó el Cardenal.
Los obispos son libres de dar sus textos
Aunque los resúmenes de las presentaciones de los Padres Sinodales no han sido aún distribuidos por el Vaticano, el cardenal Baldisseri ha insistido en que los obispos son libres de dar sus textos a cualquiera, cuando quieran.
Más aún, el Papa Francisco creó un Comité de diez personas para supervisar el borrador del documento sinodal y asegurar que incluye las discusiones generales, los informes de los grupos pequeños, así como los comentarios escritos de los Padres Sinodales.
El Cardenal Napier dijo que le había complacido el interés puesto en los grupos pequeños y el tiempo dado para tratar los temas, diciendo que a los obispos «se les había dado lo que siempre hemos dicho es la «mejor parte» (LC X, 42) de un Sínodo».
Después de dos días de reuniones de los grupos lingüísticos constituidos, el cardenal dijo que las discusiones «han cumplido realmente mis expectativas. Una verdadera libertad, un intercambio de opiniones abierto, un verdadero conocimiento de lo que está sucediendo en la Iglesia en las distintas partes del mundo» y cómo la Iglesia y las familias se ayudan y apoyan mutuamente.
Dirección del documento final
Así mismo, dijo que creía en que todo lo que viene de los grupos pequeños estaba «dando ya a la borrador del documento final una dirección que sería difícil, según lo que creo, cambiarla por una postura particular».
Más que centrarnos en un tema particular o punto de vista, los pequeños grupos, según el cardenal, están tratando «lo que creemos es la dirección en que la Iglesia en general quiere ir».
Cuando el documento final sea presentado al final del Sínodo, dijo, «ciertamente el resultado que yo estoy esperando: es un documento que nosotros podamos entregar a la gente» que les dará muy claras directrices sobre la misión y vocación de la familia de hoy.
El tema principal de discusión y el informe final, manifestó, ha sido sobre: «Qué puede hacer el Sínodo para conseguir que las familias conozcan su lugar en la Iglesia; cómo la Iglesia depende de ellas y, por tanto, conseguir que se rejuvenezcan y renueven, de manera que tomen su parte en la evangelización».
El cardenal Napier, más tarde, manifestó a la prensa que creía que las familias estaban confiadas en que el Sínodo «sería claro y contundente en restablecer la importancia de la familia para la Iglesia y la sociedad».
«Si la familia es débil, la Iglesia será débil, y no al revés», manifestó el Cardenal. «La fuerza de la Iglesia viene de las familias, por ello, demos a las familias todo el apoyo necesario.»
Traduccido por “Laudetur IesusChristus” del Equipo de traducción de InfoCatólica.