(Fides) La procesión y posterior Misa tuvieron en la ciudad de AlQosh, que no ha caído nunca en manos de los fundamentalistas, que tiene su bastión en Mosul, a menos de 50 kilómetros.
La multitud de peregrinos ha querido repetir el gesto de devoción que hacen todos los años, caminado, entre cantos y oraciones, hasta el Santuario caldeo de Nuestra Señora de AlQuosh, que está a más de un kilómetro del centro de la ciudad. Al caer la noche, mientras estaba en marcha la peregrinación, la ciudad parecía salpicada de muchas cruces luminosas encendidas en los tejados y fachadas de las casas. La gran cruz colocada en la carretera, en la montaña, ha estado encendida toda la noche, visible desde lejos. Mientras que en el cielo brillaban también los fuegos artificiales.
En la ciudad de AlQuosh - informa el sitio web iraquí ankawa.com - han encontrado refugio cientos de familias cristianas que huyeron de otros pueblos de la región.
«Con esta procesión, y con los signos externos visibles que la han acompañado», dice a la Agencia Fides el sacerdote siro católico Nizar Seeman, «los cristianos de AlQuosh también han enviado una señal conmovedora que nos interpela a todos. Han querido decir, todavía estamos aquí, aunque nadie nos proteja, porque sabemos que, quién piensa en protegernos es el Señor Jesús, con María, su Madre».