(Zenit/InfoCatólica) Párroco de Amadiyak, colindante con Turquía, el padre Samir le contó al Papa que vio «escenas de dolor y desesperación inimaginables, como a personas muertas en medio de la calle».
En su comunidad, prosiguió el sacerdote, llegan prófugos sin vestidos ni documentos, pues están «huyendo de una muerte segura». Así «en un momento se borran las raíces cristianas que se remontan al primer siglo cristiano, porque nosotros en esas regiones no somos ni huéspedes y ni extranjeros», añadió.
El párroco iraquí expresó su agradecimiento a todo aquellos que están asistiendo a los prófugos en su zona, al cardenal Filoni, prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, así como a la Cáritas y tantos otros. En particular al Papa por sus intervenciones dirigidas a la comunidad internacional: «Su voz, esté seguro, es muy escuchada en todo el mundo árabe», dijo.
«Cuando Francisco habla sobre la tragedia de los prófugos, los medios de comunicación le dan amplio espacio y esto nos ayuda a encontrar finalmente solidaridad y a que no se olviden de nosotros», añadió.
Iglesia viva
El padre Samir afirmó además que «a pesar de todo» no pierde «la esperanza de un futuro de paz, reconciliación y justicia». Preciso que entre las personas que acoge hay también musulmanes. «La locura de las milicias del Estado Islámico es solamente una violencia ciega y no es posible que puedan vencer», dijo.
Añadió que en este momento terrible de prueba, «la Iglesia caldea hoy está viva, incluso es más fuerte y unida debido a la terrible prueba que está sufriendo». El padre Samir espera que «un día no lejano el papa pueda venir a encontrarnos personalmente en la diócesis de Amadiyak y Zaku de los Caldeos para confirmarnos en la fe y animarnos a no tener miedo».