(Portaluz) «Que sus causas de canonización se hayan unido en estos días, es un signo de esperanza estando tan próximo el Sínodo de la Familia»
Inés estuvo presente el pasado lunes 22 de junio recién pasado, en la clausura de la fase diocesana y unión de los Procesos de Canonización del matrimonio conformado por la Sierva de Dios Laura Busca Otaegui y el también Siervo de Dios Eduardo Ortiz de Landázuri, prestigioso médico de la Clínica Universidad de Navarra (cuyo proceso se clausuró en la archidiócesis de Pamplona el 28 de mayo de 2002). Ambos eran fervorosos miembros de la Prelatura del Opus Dei.
El acto que tuvo lugar en la sacristía de la Catedral de Pamplona, presidido por el Arzobispo, Francisco Pérez González, congregó a familiares, amigos del matrimonio y a un nutrido grupo de esposos, padres y madres de familia, que como Inés querían agradecer a Eduardo y Laura su ejemplo de amor, fidelidad, entrega y alegría en la vida matrimonial.
En líneas generales, la vida de Laura fue normal, extraordinariamente normal, repleta de decisiones menudas. A Inés esto le da sosiego y esperanza: «Saber que no hay que hacer grandes malabares, que con las cosas pequeñas de cada jornada se puede llegar a la santidad. Ella sabía tener una sonrisa permanente, dedicarse a los demás con cariño, sacrificarse sin aspavientos, sufrir en silencio sus dolores, tener ‘cintura’. Lo ves alcanzable. Era vasca, como yo, de Zumárraga. Fíjate, incluso los vascos podemos ser santos», bromea. «Al leer la vida de Laura –agrega- me llama la atención su perfil profesional. Sólo un 5% de mujeres de su época tenían una formación similar».
Por su parte Eduardo, el esposo, iba a la par de Laura… según narra el conocido columnista de opinión Juan García Inza: «Al Doctor Eduardo Ortiz de Landázuri lo conocí muy directamente. Fui testigo de su quehacer profesional estando el de Director de la Clínica Universitaria de Navarra y yo como capellán de la misma. Era un ejemplo para todos, no fácil de imitar por su capacidad de trabajo, su entrega absoluta al enfermo y su intensa vida cristiana. Era el primero que llegaba a la Clínica a la Misa de 8, y el último que se iba ya entrada la madrugada. No tenía coche, y casi todas las noches lo llevaba de «paquete» en un pequeña moto uno de los celadores del centro. Irradiaba bondad y paz. Era evidente que llevaba a Dios consigo. Charlamos muchas veces, y siempre me recordaba el consejo que le dio el Fundador del Opus Dei: «Eduardo, si no te santificas, lo que estás haciendo no tiene valor sobrenatural».
La clausura de la fase diocesana y la unión de las dos causas del matrimonio tienen lugar en el marco del Sínodo de la Familia que celebra la Iglesia universal, lo que le aporta una dimensión de mayor profundidad, señalan desde la Prelatura del Opus Dei de España.
Pero el camino a los altares de este matrimonio no es el primero. El año 2001 ya fueron beatificados Luis y María Beltrame Quattrocchi. Luego, el año 2008, los padres de Santa Teresita del Niño Jesús, Louis Martin y Zélie Guérin. Hoy son varios los procesos de canonización que se están instruyendo en diversas diócesis de España, como los de Manuel Casesnoves y Adela Soldevila, en Valencia; Fernando Crespo y María de Miguel, en León, y el matrimonio Balmori, en México. Y el del matrimonio Alvira Domínguez en Madrid.